Mons. Scheinig: "¿En el Reino quién es el más importante?"
- 9 de septiembre, 2020
- Luján (Buenos Aires) (AICA)
El arzobispo de Mercedes-Luján celebró la misa del 23º domingo durante el año en el santuario de Nuestra Señora de Luján.
Al celebrar la misa del 23º domingo durante el año, el 6 de septiembre, en el santuario de Nuestra Señora de Luján, el arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Jorge Eduardo Scheinig, predicó con el Evangelio de San Mateo sobre la corrección fraterna.
“El individualismo no es sólo una idea, es una manera de vivir, es un programa de vida y empapa todo, aun no dándonos cuenta, empapa la cultura, la política, lo económico, lo social, lo familiar”, comenzó diciendo el arzobispo que este individualismo “trastoca todo, también la experiencia del respeto que es de lo que quisiera compartir en esta reflexión”.
Monseñor Scheinig hizo referencia al respeto, que “surge en una experiencia de reconocimiento del otro”, cuya etimología es “volver a mirar”. Por eso, reflexionó: “No alcanza una primera mirada, necesito volver a mirar para valorar, para considerar, para tener en cuenta. Para respetar hay que volver a mirar”.
El Evangelio “nos propone una idea mucho más amplia del respeto que la que nosotros tenemos”, dijo el arzobispo, “El Evangelio, Jesús, toda su doctrina, todo su mensaje, toda su propuesta de estilo de vida, está sopesado entre el valor de la persona y de la comunidad, porque la persona se hace en los vínculos, en la comunidad”. Por el contrario, “el individualismo es una doctrina que rompe los vínculos”.
En referencia al Evangelio de San Mateo, el prelado se preguntó: “¿En el Reino quién es el más importante?” y afirmó: “En el Reino los pequeños son muy importantes. Son más importantes que los poderosos, los famosos, el Reino es otra cosa. Las personas no valen por lo que tienen, sino que valen por lo que son”.
Por eso, animó a “cuidar a los pequeños”, “comprometerse con el pequeño”. Monseñor Scheinig describió al pequeño como “el pobre, el frágil, el débil, la persona enferma, la persona deprimida, la persona sin trabajo, una persona que pierde en sí misma su valor, se deja de considerar o el mundo la deja de considerar, ese es central en el Reino, dice Jesús”.
“Jesús invita a hacer un camino muy comprometido con el pequeño que se equivoca y que hace algo que está mal en la comunidad”, mencionó luego y recomendó para esto “ir en privado, en lo íntimo primero, hay que tratar de dialogar, acompañarlo, para ayudarlo a que vea de otra manera, que comprenda”.
Si esto no resulta, en ese caso se acude a la comunidad y, en última instancia, se deja en manos de Dios, “porque en la comunidad la presencia de Dios es muy importante”. Por el contrario, “en una experiencia de vida individualista el otro se borra de mi horizonte, desaparece y que haga lo que quiera”.
Antes de concluir, el arzobispo de Mercedes-Luján resaltó que “el Evangelio de Jesús nos propone un compromiso serio por el otro, por el bien del otro (…) tenemos que hacer un trabajo de conversión profunda, porque todos somos demandantes de que se nos respete, todos demandamos respeto, que se nos considere, que se nos valore lo que decimos, lo que pensamos, lo que hacemos”.
Finalmente, dejó una pregunta para reflexionar: “¿Cuánto nos demandamos a nosotros mismos para respetar al otro, para comprometerme con el otro, para ser capaz de valorar al otro, de volver a mirarlo?”, y concluyó pidiendo al Señor “que nos dé la fuerza de tener un compromiso respetuoso para ayudarnos en este camino de la salvación”.+