Esta noche, que Jesús sea el centro de la celebración.
Manifestar alegría por las muchas obras de misericordia que Dios hace en nosotros.
Descubrir al Señor en las personas que nos rodean.
Digamos con la Virgen María: ‘Proclama mi alma la grandeza del Señor...’
Para recibir a Jesús, intensificar nuestra vida de oración.