Miércoles 25 de diciembre de 2024

El Papa: ser santo es 'dejarse transformar por la fuerza del amor de Dios'

  • 14 de noviembre, 2024
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Lo afirmó en un discurso a los participantes en la conferencia del Dicasterio para las Causas de los Santos, realizada bajo el lema "No hay amor más grande. Martirio y ofrecimiento de la vida".
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El Papa Francisco recibió, este jueves 14 de noviembre, a los participantes de la conferencia organizada por el Dicasterio de las Causas de los Santos sobre el tema "el martirio y el ofrecimiento de la vida". Durante esa audiencia, enfatizó lo que significa ser santo. "No basta el esfuerzo humano ni el compromiso personal de sacrificio y renuncia. Sobre todo, debemos dejarnos transformar por el poder del amor de Dios", afirmó al respecto.

Ese encuentro, organizado por el Dicasterio de las Causas de los Santos, estuvo guiado por el pasaje del Evangelio de san Juan: "No hay amor más grande que dar la vida por los amigos" (Jn 15,13). Unas palabras, estimó el Santo Padre, "que siempre trae consuelo y esperanza". Porque, justificó, "en la tarde de la Última Cena, el Señor habla del don de sí, que será consumado en la cruz". 

Francisco señaló que "sólo el amor puede dar razón de la cruz: un amor tan grande que asume todos los pecados y los perdona, que entra en nuestro sufrimiento y nos da la fuerza para soportarlo, que entra incluso en la muerte para vencerlo y salvarnos". "En la Cruz de Cristo está todo el amor de Dios, está su inmensa misericordia", añadió.


La santidad según Francisco
Para ser santo, dijo Francisco, "no basta con el esfuerzo humano ni con un compromiso personal de sacrificio y renuncia". Sobre todo, debemos "dejarnos transformar por la potencia del amor de Dios, que nos supera y nos hace capaces de amar más allá de lo que pensábamos que éramos capaces de hacer", continuó.

"No es casualidad que el Concilio Vaticano II, a propósito de la vocación universal a la santidad, hable de la "plenitud de la vida cristiana' y de la 'perfección de la caridad', capaz de promover, 'en la misma sociedad terrena, un nivel de vida más humano'", añadió.

El pontífice felicitó al dicasterio de las Causas de los Santos por el trabajo realizado, y afirmó que se trata de "un precioso servicio" ofrecido "a la Iglesia, para que nunca le falte el signo de la santidad vivida y siempre presente".

Esta conferencia fue una oportunidad para reflexionar sobre "dos formas de santidad canonizada: la del martirio y la del ofrecimiento de la vida". Siguiendo esta misma lógica, el Papa subrayó que, "desde la antigüedad, los creyentes en Jesús han tenido en alta estima a quienes habían pagado con su persona, con su vida, su amor a Cristo y a la Iglesia". Como prueba, "hicieron de sus tumbas lugares de culto y oración. Estuvieron juntos, el día de su nacimiento en el cielo, para fortalecer los lazos de una hermandad que, en Cristo resucitado, trasciende los límites de la muerte, por sangrienta y dolorosa que sea", expresó

El mártir: discípulo perfecto de Cristo
Y es "en el mártir donde encontramos las características del discípulo perfecto, que imitó a Cristo negándose a sí mismo y tomando su cruz y que, transformado por su caridad, mostró a todos el poder salvador de su cruz", detalló el Santo Padre.

Razón por la cual, en el marco de las causas de los santos, "el sentimiento común de la Iglesia ha definido tres elementos fundamentales del martirio, que siguen siendo siempre válidos", explicó. 

Inicialmente, Francisco hizo saber que "el mártir es un cristiano que, para no negar su fe, sufre conscientemente una muerte violenta y prematura"; luego, aclaró que "el asesinato es perpetrado por un perseguidor, movido por el odio a la fe o a otra virtud ligada a ella"; y que, finalmente, "la víctima adopta una inesperada actitud de caridad, paciencia y dulzura, a imitación de Jesús crucificado".

"Lo que cambia, según la época, no es el concepto de martirio, sino las modalidades concretas según las cuales, en un contexto histórico determinado, se realiza", precisó.

En el contexto actual "en muchas partes del mundo, muchos mártires dan la vida por Cristo". Sólo que, en muchos casos, "los cristianos son perseguidos porque, impulsados por su fe en Dios, defienden la justicia, la verdad, la paz y la dignidad de las personas". Ante esta realidad, el Papa, en la Bula de Invocación para el próximo Jubileo, definió el testimonio de los mártires "como el más convincente testimonio de esperanza". "Es por esta razón que, dentro del Dicasterio de las Causas de los Santos, he querido crear la Comisión para los nuevos mártires-testigos de la fe, que, de manera distinta al tratamiento de las causas del martirio, recogería la memoria de aquellos que, incluso dentro de otras denominaciones cristianas, supieron renunciar a sus vidas para no traicionar al Señor", declaró.


El testimonio vivo de los mártires
"La experiencia, entonces, de las causas de los santos y la continua confrontación con la experiencia concreta de los creyentes me llevaron, el 11 de julio de 2017, a firmar el motu proprio "Maiorem hac dilectionem", con el que quería expresar el significado común "del pueblo fiel de Dios sobre el testimonio de santidad de aquellos que, animados por la caridad de Cristo, ofrecieron voluntariamente su vida, aceptando una muerte segura e inminente", añadió el Papa, quien también informó que corresponde "definir un nuevo camino para las causas de beatificación y canonización". 

El obispo de Roma estableció, así, como requisito, que debe "existir un vínculo entre el ofrecimiento de la vida y la muerte prematura, que el siervo de Dios había ejercido las virtudes cristianas al menos en un grado ordinario y que, especialmente después de su muerte, estaba rodeado por fama y signos de santidad".

"Lo que distingue el ofrecimiento de vida, en la que está ausente la figura del perseguidor, es la existencia de una condición externa, objetivamente evaluable, en la que el discípulo de Cristo se colocó libremente y que conduce a la muerte", indicó. "También en el testimonio extraordinario de este tipo de santidad brilla la belleza de la vida cristiana, que sabe entregarse sin medida, como Jesús en la cruz", manifestó.

Al tiempo que animó a los participantes a "continuar con pasión y generosidad" el trabajo realizado "por las causas de los santos", el pontífice concluyó su discurso encomendando a los participantes "a la intercesión de la Virgen María y de todos los testigos de la Cristo, cuyos nombres están escritos en el Libro de la Vida.+