Jueves 14 de noviembre de 2024

Bartolomé I se unió al compromiso del Papa por los migrantes del Mediterráneo

  • 21 de junio, 2019
  • Nápoles (Italia)
El patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, también se hizo presente en el encuentro teológico de la ciudad italiana de Nápoles, donde aseguró que el concepto de invasión sigue en la memoria de los pueblos, y manifestó su profunda unión con el compromiso del papa Francisco por la salvaguardia del ser humano y de todo lo que lo rodea.
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El patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, también se hizo presente en el encuentro teológico de la ciudad italiana de Nápoles, donde manifestó su profunda unión con el compromiso del papa Francisco por la salvaguardia del ser humano y de todo lo que lo rodea.

El referente ecuménico centró su conferencia en el Mediterráneo y la acogida, y en el concepto de diálogo en sus diversos aspectos, pero también en las dinámicas e introversiones que contiene.

De ahí que Bartolomé recordó que el mare nostrum "fue cuna de la historia, la civilización, las lenguas, las culturas y las religiones capaces de interconexiones e intercambios, que han guiado los procesos sociales de toda el área durante siglos, contribuyendo al crecimiento de los pueblos que a él se asoman".

El cristianismo, dijo, "en su sentido oriental y occidental, ha jugado un papel fundamental, después del Edicto de Milán, así como el judaísmo y el islam han contribuido en las fases alternadas de la historia a encontrar caminos de comunión y convivencia".



"Hoy en día este mar de encuentro tiene una valencia muy diferente, a veces tomada como ejemplo en muchas áreas del mundo, no como un lugar de encuentro, sino como una frontera a la cual no atravesar entre el norte y el sur del mundo, cuestionando al mismo tiempo el mismo concepto de acogida del extranjero, del cual el cristianismo es la más alta expresión, según la enseñanza de nuestro Maestro y Salvador", agregó.

El Patriarca señaló entonces en su mensaje que la acogida no puede "limitarse a una obra de asistencia, sino que debe apuntar al tema de la verdad y la justicia, para comprender las causas, curar sus efectos y dar un fuerte testimonio del peligro de la antigua y nueva esclavitud del ser humano, a menudo oculta en forma de un encendido buenismo", y cuyas consecuencias, advirtió, "están saliendo a la luz con fuerza en muchos pueblos, incluidos los cristianos".

Asimismo, consideró necesaria "una economía que dé dignidad al ser humano en su totalidad", que puede "impedir o limitar las trashumancias". Lo contrario, aseguró, "es el gran peligro que atraviesa hoy el concepto de acogida, que ya no es percibido por los pueblos cristianos como una dictamen evangélico y un ejemplo de fraternidad humana, sino como una ´invasión´ de pueblos sobre otros pueblos. La historia nos enseña que este concepto de invasión no desaparece más de la memoria común de los pueblos a lo largo de los siglos, ya que siempre tiene un significado fuertemente negativo".

El patriarca de Constantinopla subrayó el "deber evangélico y humano de acoger a los que se encuentran en dificultad", pero también aquel de los que son acogidos, quienes deben "respetar las tradiciones, costumbres y creencias de quienes los acogen".

"Es necesario examinar cuidadosamente la forma en que acogemos, por qué acogemos, pero sobre todo cómo acogemos, con respeto por las poblaciones locales. La recepción debe convertirse principalmente en integración, pero nunca en sincretismo. Si hay una necesidad de justicia mundial para muchas personas en movimiento, también hay justicia para las personas que abren sus fronteras", concluyó.+