Francisco convocó a rezar por la liberación de las seis religiosas en Haití. Pidió también una oración por la unidad de los cristianos en el mundo, y por la paz en Ecuador, Ucrania y Tierra Santa.
Francisco recordó que "anunciar el Evangelio no es tiempo perdido, es ser más felices ayudando a los demás", e instó a encontrar a Dios y a presentarlo a los demás.
El Papa presidió la misa del Domingo de la Palabra de Dios. En su homilía, invitó a llevar consigo siempre un Evangelio. Confirió asimismo los ministerios del lectorado y del catequista.
Al reunirse con miembros de ASMEL, asociación italiana que apoya a los pequeños municipios en zonas desfavorecidas del país, el pontífice reiteró su preocupación por la crisis demográfica en Italia.