Jueves 14 de noviembre de 2024

'La Iglesia necesita santos con fervor apostólico', alentó el Papa

  • 11 de enero, 2024
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Al recibir a los miembros de la cofradía italiana "Portadores de Santa Rosa", Francisco animó a los cristianos a levantarse del sofá y trabajar para difundir el Evangelio de Cristo.
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“Necesitamos santos también hoy: personas que no se quedan en pantuflas en el sofá, sino que, ardiendo en un deseo incontrolable de vivir y anunciar el Evangelio, se contagian apasionadamente en la santidad”, así alentó el Papa Francisco este jueves 11 de enero a los miembros de la congregación italiana “Portadores de Santa Rosa”.

Con sede en la ciudad de Viterbo, en el centro de Italia, la congregación italiana dedicada a Santa Rosa de Viterbo fue fundada en 1978, pero tiene una herencia mucho más antigua.

En sus comentarios preparados, el Papa dijo que la congregación se basa en la herencia espiritual de Santa Rosa, cuyo cuerpo fue trasladado a lo que hoy es el Santuario de Santa Rosa en 1258, por orden del Papa Alejandro IV.

“Las raíces de su historia nos remontan a los tiempos en que la Santa vivió en Viterbo, donde tuvo una experiencia mística que la convirtió en promotora de la devoción y de la vitalidad cristiana para toda la ciudad”, subrayó.

Al reflexionar sobre su vida, el Francisco dijo que Santa Rosa (1233-1251) se dedicó a vivir en absoluta pobreza y a la caridad desde muy joven.

Atrajo a muchos residentes de Viterbo, entonces parte de los Estados pontificios, a un mayor amor por Jesús, soportando incluso el exilio junto con su familia debido a su predicación que incomodaba a las autoridades locales, dijo el Papa.

“Podríamos decir que fue una 'santa agitada', que fue tan conmovida por el Espíritu Santo que su experiencia interior no pudo permanecer oculta, sino difundirse como la luz de una lámpara que ilumina toda la casa”, dijo.

El Papa propuso su ejemplo como una invitación para los cristianos de nuestro tiempo.

Unidos en solidaridad
Luego, el Papa Francisco recurrió a la cofradía de los “Portadores de Santa Rosa”, y su tradición de llevar en procesión una “máquina” de unos 30 metros de altura coronada con una imagen de la santa.

"Es una señal espectacular, que cataliza toda la ciudad a su alrededor y atrae multitudes de peregrinos y visitantes de todo el mundo", afirmó.

El Papa destacó que la tarea de la congregación de llevar la imagen de Santa Rosa va más allá de una mera curiosidad cultural.

“Esto, pues, es lo más importante: dar a conocer el Evangelio a través de Santa Rosa; y hacerlo juntos, unidos y solidarios, viviendo sus valores con 'fe, fuerza y voluntad', 'respeto y humildad'”, afirmó.

Para concluir, el Santo Padre recordó que las procesiones religiosas son grandes empresas que no se pueden realizar solas, al igual que nuestras vidas y animó a la cofradía “Portadores de Santa Rosa” a mantener viva la tradición y la herencia espiritual de Santa Rosa de Viterbo.

“Gracias por lo que hacen”, dijo, “y por las numerosas actividades asistenciales, culturales y morales que realizáis de manera tangible en la vida de las personas, especialmente de las más necesitadas”.

La “máquina de Santa Rosa”
Desde 2013, la máquina de Santa Rosa fue reconocida por la UNESCO, el organismo cultural de la ONU, como “patrimonio inmaterial de la humanidad”. Se trata de una torre de 30 metros de altura que se reconstruye cada verano en la ciudad italiana de Viterbo en honor a la patrona Santa Rosa, que vivió en el siglo XIII, cuya memoria se conmemora por esta ciudad y sus habitantes a través de un acontecimiento único en el mundo.

Cada cinco años se celebra una competición para el diseño de una “Macchina”. 

La máquina de Santa Rosa es también una torre iluminada por antorchas y luces eléctricas, de metal ligero y materiales modernos como fibra de vidrio (que sustituyó a anteriores construcciones basadas en hierro, madera y papel maché). Pesa cinco toneladas y es porteada en la noche de cada 3 de septiembre. Se levanta y lleva sobre los hombros de un centenar de hombres llamados "porteadores", que a lo largo de un poco más de un kilómetro dividido en calles, calles a veces muy estrecha del centro de la ciudad, entre la multitud delirante de suspenso entre la emoción, la alegría y también un cierto temor.

Otro elemento del patrimonio material de esta manifestación colectiva de religiosidad sería la urna donde se encuentra el cuerpo de Santa Rosa, y su mismo cuerpo, otra cosa seria las emociones y comportamiento que genera en el pueblo de Viterbo y las comunidades aledañas, eso formaría parte del patrimonio inmaterial de esta fiesta religiosa.

Después del almuerzo, vestido con el uniforme blanco tradicional, con faja roja de la vida (el blanco simboliza la pureza del espíritu de la patrona), los portadores se dirigen a la ciudad, donde reciben el saludo de las autoridades, para luego ir a visitar Iglesias en el centro. Antes de la procesión se retiran al convento de los Capuchinos, donde se les da información sobre el transporte. El recorrido de la “Macchina”, va precedida por una banda que canta su himno, y a partir del Santuario de Santa Rosa la máquina inicia el camino, aclamada por la multitud, hasta la iglesia de San Sisto.+