Monseñor Croxatto: ´¡Señor, enséñanos a orar!´
- 16 de febrero, 2024
- Neuquén (AICA)
"La Cuaresma nos vuelve a invitar a que no perdamos la meta, el sentido de nuestra vida, porque hemos nacido todos para alcanzar la Vida nueva pascual", sostuvo el obispo de Neuquén.
En su mensaje para la Cuaresma, el obispo de Neuquén, monseñor Fernando Croxatto, citó un versículo del Salmo 37: “Sea el Señor tu delicia y Él dará lo que pide tu corazón”, expresando que este vínculo le resonó como “propuesta de camino hacia la Pascua. El triunfo de la Pascua, la Vida nueva de Jesús, el Resucitado, es el anhelo que esconde cada uno de nuestros corazones, es el grito oculto, el pedido y gemido más hondo de nuestro corazón. Y sólo podemos llegar a él, si el Señor es gusto y gozo de nuestra vida”.
“La Cuaresma, en su propuesta, orante, penitente y caritativa, nos vuelve a invitar a que no perdamos la meta, el sentido de nuestra vida, porque hemos nacido todos para alcanzar la Vida nueva pascual”, mencionó.
Asimismo, indicó que ,“hoy que estamos en la cultura del tatuaje, que queda impreso en nuestra piel, en lo más superficial de nuestra persona y que esconde alguna huella de los anhelos del corazón, qué hermoso es este tiempo profundo que la Iglesia nos propone, para que manifestemos, también en la superficie, la alegría, los gestos fraternos de amor generosos y gratuitos, la capacidad de entrega, compromiso, solidaridad, justicia y paz, propios de aquél que se sabe tatuado en lo profundo de su persona con la imagen preciosa de Jesucristo, el Señor, el que tanto nos amó y nos ama. ¡Destapemos en la Cuaresma el tatuaje oculto!”.
Por otra parte, y en relación a la situación actual del país, señaló que “lo que pide nuestro corazón, hoy también, es una patria de hermanos y, como dice el Papa Francisco en su mensaje de Cuaresma: 'Cuidado con ese déficit de esperanza, que parece que nos quiere ganar'. Si nos ayudamos a recuperar ‘la imagen también grabada en el corazón de nuestra patria’, podemos ayudarnos y alentarnos, aun en medio de la dura oscuridad del presente. No podemos olvidar que el mundo estaba en tinieblas cuando se encendió la Luz del Salvador, y una cruz y una tumba quiso ganarle a la Vida. La Luz está y no se apagará jamás: necesitamos ponerla en alto, no esconderla. Como decimos siempre: ¡no nos dejemos robar la esperanza!”.
A su vez, estando ya el Año de la Oración, el prelado señaló: “Qué bien nos viene que la Cuaresma empiece temprano, para repetir con fuerza: '¡Señor, enséñanos a orar!' Les propongo aprovechar lo que la Palabra nos va acercando, y pedirle al Señor: ´Enseñanos a orar´: en el desierto, en la tentación, en las contradicciones, en las realidades cotidianas, en las renuncias y compromisos, en la alegría, en los aplausos, en el dolor”.
Por último, llamó a los fieles a rezar por los seminaristas de la diócesis: “Quiero pedirles que tengamos presentes, por un lado, a dos seminaristas que, terminado el tiempo de sus estudios, inician su año pastoral y estarán compartiendo la vida en dos comunidades: Martín Mora, en la parroquia Nuestra Señora de la Esperanza, junto al padre Jorge Cloro; y Alberto Lagos, en la parroquia Nuestra Señora del Rosario, de Andacollo, junto al padre Marco Espínola. Y, también, a otros dos seminaristas que recibirán próximamente la ordenación diaconal: Mario Ferreira, el 5 de abril en San Martín de los Andes; y Martín Olmedo, el 12 de abril en Centenario”.
“Reciban mi abrazo fraterno, mi bendición, unidos en oración en este tiempo Cuaresmal”, concluyó el diocesano. +