Mons. Torres: "Adviento, tiempo de encuentro con el Dios hecho ternura"
- 1 de diciembre, 2020
- Córdoba (AICA)
El obispo auxiliar de Córdoba celebró la misa del primer domingo de Adviento, el 29 de noviembre, y se refirió a la esperanza como virtud, y al valor de la vida.
Al celebrar la misa del primer domingo de Adviento, el obispo auxiliar de Córdoba, monseñor Pedro Torres, se refirió a la importancia de mantener viva la esperanza, y habló del valor de la vida manifestado en la marcha del sábado 28 de noviembre.
Al comenzar, el prelado deseó: “Qué hermoso si resuena en nuestro corazón en este tiempo de Adviento, la Palabra de Dios. ‘Restáuranos, Señor del Universo’. Este ‘restáuranos’ se hace oración y diálogo en Isaías, durante el Adviento”, dijo al mencionar las lecturas que acompañarán este tiempo.
“El Señor que viene en el Evangelio, nos dice cuatro veces ‘estén prevenidos, tengan cuidado’, y nos dice tres veces ‘velen, estén despiertos’. El Señor, viene, cumple su promesa formulada en el Génesis. El Señor no nos abandona”, afirmó luego, y se dirigió al Señor: “Que logremos recocer tu venida en tiempo. Tu venida en cada jornada en nuestra vida, y tu venida al final de la historia”.
Más adelante, el prelado animó a la comunidad y mencionó: “Su bondad y ternura nos tiene que comprometer y transformar. Nos tiene que restaurar porque estamos enfermos y estamos necesitando de esa ternura como un cambio cultural. El Adviento es tiempo de encuentro con el Dios hecho ternura y hay que preparar el corazón con ese abrazo”.
Por eso, llamó a culturar “la esperanza en este año tan particular. Una esperanza despierta, activa, creativa. Una nueva imaginación de la caridad y de anuncio, de la sanación de tantas heridas y duelos. Una nueva imaginación de la pastoral y de nuestra vida social que tiene que solucionar los problemas y no meterlos debajo de la alfombra”, sostuvo.
Prosiguiendo con la esperanza, la definió como “expectante, que serena”, y mencionó uno de los pecados mas grandes de la humanidad: la ansiedad. “Hoy que estamos tan ansiosos, la esperanza es serenante”. En este sentido, comparó las expectativas, “que son soluciones materiales”, con la esperanza, “una virtud, con la fe y la caridad teologal. La esperanza se ancla en Dios”.
Monseñor Torres aconsejó que, para cultivar la esperanza, debemos rescatar “un corazón de niños”, “mirar a Jesús, que se abaja, que se anonada, que viene. Lo primero es contemplarlo, hacer silencio y descubrir que la historia no nos arrastra”. “Las virtudes teologales, que son una gracia, hay que pedirlas. Se cultivan desde la oración”, explicó. Y también recomendó “alimentar nuestras certezas en la lectura orante de la palabra de Dios”.
Sobre la Marcha por la Vida que se realizó en todo el país, el obispo dijo que “habló de una Patria que hace un gesto, pega un grito para que se descubra que amamos la vida, para que se descubra que hemos sido creados por amor y para el amor, que toda vida vale y la más frágil debe ser cuidada, no pisoteada”.
“La fe, el amor y la esperanza son lo esencial. Sino mi vida no sirve para nada. Estamos anestesiados por el susto este año, pero no podemos tener miedo”, expresó y afirmó que “el aborto es un drama para la sociedad, para los médicos, para los educadores. Cada vez que olvidamos que el fin no justifica los medios, entramos en situación en de desesperanza”.
Por eso, el auxiliar de Córdoba animó: “Es tiempo de convertirnos al don de la vida, de buscar soluciones reales a los dramas de nuestra historia (…) Tiempo de paz. Que nada nos quite la paz, la alegría y la esperanza. Aunque no tengamos expectativas, nadie nos puede quitar la certeza de que Dios es fiel”, concluyó.+