Mons. Mestre: "El Rey Mesías, en su naturaleza humana, se somete a la obediencia total"
- 22 de diciembre, 2021
- Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA)
En su reflexión de este cuarto domingo de adviento, tan cerca de la Navidad, monseñor Mestre rescató tres virtudes: la humildad, la obediencia y la actitud misionera.
En el cuarto domingo de Adviento, monseñor Gabriel Antonio Mestre, resaltó, en sus tradicionales tres puntitos, la humildad y la obediencia del Hijo de Dios, y destacó la "partida sin demora" de María para "llevar la presencia de Jesús".
Belén, la pequeña, nos habla de la humildad del Señor
Para comenzar, monseñor Mestre explicó que “en la primera lectura, la profecía de Miqueas nos habla de los orígenes humildes del Mesías. No nacerá en Jerusalén, sino en la pequeña localidad de Belén”.
Y añadió: “Esta profecía preanuncia el misterio del nacimiento humilde del Salvador. Una vez más somos invitados a mirar la pequeñez y sencillez del pesebre para prepararnos para recibir el nacimiento del Señor en nuestro corazón dentro de pocos días. Humildad, sencillez, pequeñez”.
“Aquí estoy para hacer tu voluntad”: la obediencia del Señor
En segundo lugar, el obispo referencia a la Carta a los Hebreos que hace una “excelente catequesis de la Encarnación: Dios que se hace carne, tiempo e historia entrando así plenamente en la humanidad para rescatarla”, resaltó.
Además, subrayó que “aparece dos veces la virtud de la obediencia del Hijo al Padre, del Señor que dice ‘aquí estoy para hacer tu voluntad’. Jesús, que es el Rey Mesías, en su naturaleza humana se somete a la obediencia total cumpliendo la voluntad del Padre. Es la obediencia filial, la obediencia del Hijo, no se trata de una obediencia servil, esclavizante o laboral”. En ese sentido, exhortó a “discernir la voluntad de Dios para nuestra vida, ser obedientes y decirle siempre: ‘¡Aquí estoy para hacer tu voluntad!’”.
“Partió y fue sin demora”: llevar la presencia de Jesús
En este punto, mencionó “la salida de sí de María para ir al encuentro de su prima Isabel que la necesita”, y aclaró que “María no va sola. Lo más importante es que va sin demora a llevar la presencia de Jesús, el Salvador. Así María se transforma en modelo de discípula misionera”.
En cuanto a esto, animó: “Ese es nuestro camino, partir inmediatamente para llevar la presencia de Jesús a todos. Sea en la tarea misionera sistemática en los cuadros pastorales de la Iglesia, sea de forma personal en la familia, con los amigos y en los propios ambientes”.
“Esta presencia de Jesús, que aún no ha nacido, provoca la verdadera alegría que marca el encuentro de estas dos mujeres con Juan Bautista, todavía en las entrañas de Isabel”.
Y concluyó: “Partir e ir sin demora es vivir el refrán ‘no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy’. Es ser dueños de nuestro presente y alistarnos para llevar siempre la presencia de Jesús fuente de sentido y alegría para toda la humanidad”.+