Mons. Mestre: '¡Cuánta falta le hace a nuestro mundo crecer en paciencia y humildad!'
- 13 de julio, 2023
- Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA)
El obispo de Mar del Plata afirmó que "esas dos virtudes ni siquiera son valoradas, sino que se impone lo contrario: impaciencia y soberbia", e instó a ser "pacientes y humildes" como Jesús.
En el decimocuarto domingo durante el año y a la luz de las lecturas bíblicas compartidas, el obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, ofreció los siguientes verbos para reflexionar: alabar, descansar, aprender.
Alabar al Padre Dios
Como primer punto, el prelado explicó que el verbo que “aquí se traduce como ‘alabar’ es el griego exomologein, que tiene matices interesantísimos. Significa 'alabar dando gracias y bendiciendo, confesando y reconociendo grandeza y poder'”.
“Todo esto brota del corazón de Jesús, que se pone a orar al Padre Dios. ¡Es magnífico! El Señor, en su naturaleza humana, entra en intimidad con Dios Padre a través de esta oración de alabanza, que tiene como fruto las palabras que siguen, que nos hablan de la comunión y el conocimiento recíproco entre el Padre y el Hijo. Somos invitados a alabar a Dios desde lo más profundo de nuestro corazón, a exultar de gozo por la intimidad, comunión y conocimiento que también nosotros, desde nuestra débil humanidad, podemos vivir por el don de Dios”.
Descansar en Jesús
Luego, en el segundo punto, recordó que “dos veces aparece en nuestro texto la expresión 'aliviaré/alivio'. En ambos casos, se traduce la raíz griega anapausin, que significa 'alivio', pero con un fuerte matiz de descanso y respiro en medio de lo arduo y agitado de la vida”.
“Jesús nos dice con claridad: ¡Vengan a mí! ¿Para qué? Para encontrar en Él verdadero alivio, descanso, consuelo, serenidad, desahogo, respiro, distensión… Por un lado, esta invitación es esencial ante las cargas propias de la vida. Pero también, por otro lado, es importante tenerlas presente ante las cargas de la ley, que en su momento impulsaba de forma muy rigorista y moralista cierta espiritualidad farisaica”, continuó.
Y agregó: “Hoy también existen las cargas de la vida, pero también se mantiene todavía, lamentablemente, una suerte de religiosidad farisaica, que pone el acento en un cumplimiento exterior de la ley como ideal supremo de la vida del creyente. Ser cristiano no es, en primer lugar, vivir determinadas normas; ser cristiano es, en primer lugar, ir al encuentro de Jesucristo, camino, verdad y vida”.
Aprender del Señor
Finalmente, manifestó, “el último verbo nos invita a aprender del Señor a ser pacientes y humildes. ¡Pacientes y humildes como Jesús! ¡Qué difícil! Es verdad que es complicado, pero no imposible. Lo primero que hay que señalar es que el aprender aparece en tercer lugar. Luego de alabar a Dios y de descansar en Jesús, estaremos en condiciones de conjugar el verbo aprender. Además, aprender, significa estar en camino, en tensión a algo mejor, aunque nos cueste todavía. Aún no vemos el resultado, pero estamos aprendiendo”.
“En este camino, la gracia, el poder y la presencia de Dios en nuestro corazón nos capacitarán para que respondamos con generosidad. ¡Cuánta falta le hace a nuestro mundo crecer en paciencia y humildad! Estas dos virtudes ni siquiera son valoradas, sino que se impone muchas veces como valor lo contrario: impaciencia y soberbia”, dijo.
Y concluyó: “Sostenidos por la gracia del Señor, hagamos nuestro pequeño aporte de crecer cada día más para ser pacientes y humildes como Jesús. Así, nuestras familias y grupos serán verdaderas escuelas de paciencia y humildad”.+
Texto de la reflexión