Mar del Plata: misa de acción de gracias por el ministerio de los diáconos
- 13 de agosto, 2024
- Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA)
Fue en la catedral local, donde el administrador apostólico, Mons. Giobando, los animó a ser generosos y humildes en el servicio, y les agradeció a sus familias, que los acompañan en esa misión.
Los diáconos de la diócesis de Mar del Plata asistieron juntos a una Eucaristía para dar gracias por su ministerio en el Día del Diácono, que se celebra el 10 de agosto, fiesta litúrgica del mártir San Lorenzo, su patrono del diaconado.
La celebración fue presidida por el administrador apostólico, monseñor Ernesto Giobando SJ, en la catedral de los Santos Pedro y Cecilia.
En su homilía, el obispo agradeció también la presencia de las familias de los diáconos y pidió "la gracia de poder servir, que es lo fundamental en la vida cristiana, y es además lo propio del diaconado, que es el servicio en la Iglesia."
Comentando la lectura del apóstol san Pablo a los corintios que se había proclamado, monseñor Giobando destacó: "Para poder cosechar con generosidad hay que poner la mano -como en esa época- en la bolsa y esparcir muchas semillas, siendo generosos, lo más abarcativos posible."
"Por eso, pedimos ser generosos en el servicio: generosos delante de Dios, lo que nos lleva a ser generosos ante el pueblo de Dios, ese 'sin horario' al que el Señor nos invita", agregó.
"Se nos invita a dar conforme a lo resuelto en el corazón, porque la generosidad pasa primero por el corazón, e implica una elección: elegir lo que Dios quiera de acuerdo a lo que la Iglesia me pida, ya que el servicio está en orden a la misión recibida, no a lo que me venga en gana. Decía una vez el entonces padre Bergoglio que 'el único derecho que tenemos es a ser misionados -enviados-, y que lo demás son obligaciones'", profundizó.
El administrador apostólico explicó que "los diáconos fueron elegidos por una primera sinodalidad que hubo entre los apóstoles, que estaban viendo cómo servir mejor a los pobres y a las viudas, sin descuidar lo específico de su ministerio, y le impusieron las manos a esos primeros diáconos, no para el sacerdocio sino para el servicio. Y así damos los primeros pasos en el ministerio: en el servicio, que nos marca el camino."
"Por eso, los invito a pedir, como segunda gracia, el servicio humilde. Para eso, tenemos que aprender a abajarnos, como el grano de trigo que tiene que caer en tierra y morir, que es una imagen que hace referencia al Señor, que cayó en tierra y murió, y dio fruto. El servicio cristiano nos abaja. Nos abaja poner el oído, nos agacha el dar de comer. Nos tenemos que agachar para curar, para sanar", agregó.
Tras destacar que "Jesús nos invita al desapego interior", aclaró: "Tenemos que estar apegados, tenemos que amar, y no podemos ser una cinta scotch en los afectos, pero éstos deben estar ordenados, para buscar la voluntad de Dios, ordenados al primer mandamiento, que es el amor a Dios".
Monseñor Giobando les recordó asimismo a los diáconos presentes: "No están ordenados para suplir a los curas, sino para vivir su vocación, que es una bendición".
"¡Qué bendición estar ante una familia y celebrar el Bautismo, que es la puerta de entrada a la vida cristiana, y también estar presente encomendando a un difunto, acompañando el duelo! Esa es la vida, que es una gracia, y ante ella nosotros, siervos del Señor, debemos decir más a menudo: 'Somos siervos inútiles, solamente hemos hecho lo que se nos ha pedido'", concluyó.+