Viernes 15 de noviembre de 2024

Corrientes le pide a la Virgen que se asegure el derecho a vivir

  • 9 de diciembre, 2020
  • Corrientes (AICA)
Mons. Andrés Stanovnik presidió la misa de la Inmaculada y el XXIV Encuentro del Pueblo de Dios, en el que llamó a no prescindir de la voluntad de Dios. Súplica a María de Itatí por la vida naciente.
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El arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik OFMCap, presidió el 8 de diciembre la misa por la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María en la catedral local, celebración en la que también cerró el Año Mariano Nacional y en el marco del XXIV Encuentro del Pueblo de Dios, que esta vez fue virtual por las restricciones propias de la pandemia.

En la homilía, el arzobispo correntino recordó que "renovar hoy nuestro bautismo es comprometerse a trabajar por la unidad, en la que caben todos sin excepción, con audacia misionera y deseosos de que todos experimenten el gozo de pertenecer a la familia de los hijos de Dios". 

"Al contemplar hoy a María Pura y Limpia, sintamos también que en su corazón de Madre late el intenso deseo de acercarnos a su Hijo Jesús. Ella no tiene otro interés que el de engendrarnos como hijos e hijas que se reconozcan hermanos y hermanas de Jesús y con Él hijos de Dios Padre", sostuvo, y agregó: "Por eso con razón la llamamos Madre del Pueblo, de un pueblo de hijos y de hermanos, donde nadie quede marginado o fuera de su abrazo maternal".

Monseñor Stanovnik recalcó que este es también "su programa como madre educadora: que sus hijos, como ella, cultiven una gran docilidad a la palabra de Dios, y trabajen sin desfallecer en crear lazos de amistad con todos, cuidando siempre a los más débiles y atentos a los que están más alejados de Dios".

"Qué bendición son los altares familiares, en los que tenemos entronizada la imagen de nuestra Tierna Madre de Itatí, porque nos recuerdan que la vida sin Ella pierde brillo y la esperanza queda huérfana de horizonte. En cambio, si le hacemos un lugar destacado en nuestra vida y en la vida de nuestras familias, su presencia alimenta y sostiene nuestra esperanza", destacó.

"Con ella aprendemos a escuchar y orar; a acoger al otro y a ponernos a su servicio; y a mirar todo desde Dios, como lo hizo Ella, anhelando siempre cumplir su voluntad. Así, en María, la esperanza se hace comunidad y misión. De Ella aprendemos que para caminar juntos y trabajar en unidad con todos, es necesario dejar que el Espíritu Santo nos transforme, como lo hizo con ella y los apóstoles", sostuvo. 

Monseñor Stanovnik indicó que "hoy queremos confesar abierta y decididamente que María es esperanza nuestra, porque en ella se cumplió la bienaventuranza de los limpios de corazón, promesa que nos asegura el cumplimiento de esos mismos anhelos que Dios ha sembrado en nuestros corazones".

"Por eso, a Ella le suplicamos que nos dé un corazón puro, humilde y prudente, y nos sostenga en la paciente tarea de gestar un mundo en el que nos miremos con los ojos de Jesús, nos tratemos con los sentimientos de amistad que Él desea tener con nosotros, y juntos nos cuidemos entre nosotros y el lugar que habitamos. ¡María, pura y limpia, ilumina nuestra esperanza!", concluyó.

Al finalizar la celebración eucarística, se realizó la renovación de la consagración al corazón de la Inmaculada Virgen de Itatí. Antes de la oración principal, el presbítero Ariel Weimann, explicó el sentido de este gesto: “De esta forma se expresa la inmensa valoración por la vida desde su concepción hasta su muerte natural, que tiene la sabiduría del pueblo correntino".

"La vida humana esta amenazada por un proyecto de legalización del aborto. Le suplicamos (a la Virgen) que en nuestro país se asegure el derecho a vivir y que sea respetado en nuestra legislación”, pidió el sacerdote.+

» Texto completo de la homilía