El obispo Jorge Lugones presidió la solemnidad por partida doble. Primero, en el templo del barrio 8 de Diciembre, en Fiorito; y después, en la parroquia de Burzaco. Etapa final del bienio jubilar.
La fiesta patronal fue presidida por el obispo local, Mons. Gustavo Montini, quien alentó a descubrir que "Dios viene al encuentro de nuestra historia personal".
"Que la inocencia de la Inmaculada nos contagie a todos y nos entusiasme a evangelizar", propuso el obispo sanisidrense, y sugirió "recurrir a la inocencia cuando invade una violencia sin límite".
"Contemplamos su rostro y sus ojos, sus manos y su manto; pero no dejamos de mirar sus pies descalzos, tan cerquita de los nuestros y de nuestras luchas cotidianas", dijo el obispo de San Francisco.