'Ustedes son mis amigos': sexta meditación de Cantalamessa
- 24 de febrero, 2024
- Ciudad del Vaticano (AICA)
El predicador de la Casa Pontificia dedicó su última reflexión de "un minuto" a las palabras que Jesús dirigió a "los discípulos de todos los tiempos": "Ya no los llamaré siervos, sino amigos".
El predicador de la Casa Pontificia, cardenal Raniero Cantalamessa, cerró este sábado -con su sexta y última reflexión de “un minuto” través de los canales sociales de VaticanNews- la serie de videos cortos que ofreció esta última semana, en la que el Papa Francisco y sus colaboradores de la Curia Romana han estado dedicados a los ejercicios espirituales de Cuaresma
"Me pidieron -dijo Cantalamessa al inicio de esta serie- que compartiera con ustedes, durante seis días, una reflexión que duraría aproximadamente un minuto. Hay pocas palabras en el mundo capaces de decir en un minuto lo suficiente para llenar un día y, de hecho, una vida: aquellas que salen de la boca de Jesús. Les ofreceré una a la vez, pidiéndoles que la 'mastiquen' a lo largo del día, como si fuera un chicle para el alma".
Sexta y última reflexión del cardenal
La palabra que hoy les ofrezco para “saborear” es una palabra dulce como la miel. Estoy feliz de cerrar con esto, porque espero que continúe resonando dentro de ustedes durante mucho tiempo. Jesús dirigió esta palabra a sus discípulos en el momento de despedirse de ellos, pero, como toda palabra de Cristo, ésta está dirigida a cada discípulo, de todos los tiempos: "Serán mis amigos. Ya no los llamo servidores, Yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre”.
¡"Serán mis amigos"!: en este sentido, quiero hacerles una pequeña confidencia. En una reunión de oración, hace muchos años, una mujer abrió la Biblia y leyó el pasaje del Evangelio de Juan donde se encuentra esa palabra. Yo lo había escuchado no sé cuántas veces, pero en ese momento surgió la palabra “amigos”, y yo no encontraba un término más apropiado que este dentro de mí. Sucede con las palabras de las Escrituras, y sólo con ellas. Y es siempre la misma persona la que enciende la mecha: el Espíritu Santo.
Empecé a repetir dentro de mí: "¡¿Amigo?!", Jesús de Nazaret, mi Señor, el Omnipotente, el que murió por mí, me llamó amigo y nunca dice palabras vacías... Por eso, ¡soy verdaderamente un amigo de Él. amigo, una persona querida! De regreso a mi convento desde la reunión, me pareció que con esa certeza se podía volar sobre los techos de la ciudad, como se ve en ciertos cuadros de Chagall.
¡Que la palabra “amigo” surja también en ustedes, que están escuchando, e ilumine toda su vida!
¡Feliz Cuaresma y, desde ahora, felices Pascuas!+