Se realizó la 'Gran misión' de la prelatura de Deán Funes
- 30 de octubre, 2024
- Deán Funes (Córdoba) (AICA)
Con una duración de cuatro días, contó con la presencia del obispo, monseñor Enrique Eguía Seguí, los siete sacerdotes de la Prelatura, 40 misioneros del lugar y otros 40 de parroquias vecinas.
Con la presencia del obispo, monseñor Enrique Eguía Seguí, los siete sacerdotes de la Prelatura de Deán Funes, 40 misioneros del lugar y otros 40 de parroquias vecinas, se realizó una "Gran misión" de cuatro días, desde el jueves 24 hasta el domingo 27 de octubre, en la parroquia San José de la Dormida, perteneciente a esa jurisdicción eclesiástica.
Esa misión forma parte del programa "Parroquias Sinodales y Misioneras", que fue aprobado por el Consejo Presbiteral local y encomendado para su ejecución al equipo misionero diocesano.
Desde el mes de junio, se fue convocando a los misioneros a reuniones de formación y visitas pre-misión, para detectar los hogares, las instituciones y las personas que tendrían que ser visitadas por los sacerdotes y el obispo. Toda esta tarea se organizó a partir de ocho centros misioneros, que se distribuyeron todo el territorio de la parroquia de San José de la Dormida y de dos pueblos cercanos: Guayascate y Churqui Cañada.
Parte de ese programa es la inclusión de misioneros de parroquias vecinas, para experimentar que, "caminando juntos", la tarea evangelizadora es más fecunda. Por ese motivo, se acercaron, en días diferentes -y, algunos, todos los días-, más de 40 misioneros provenientes de localidades vecinas (algunas a más de 70 km de distancia) , como Quilino, Deán Funes, Elcano, Las Arrias, Villa María de Río Seco, San Francisco Chañar, Tulumba, etc.
Desde el sábado, misionaron también más de 20 jóvenes de los grupos juveniles de La Dormida, Deán Funes y Quilino.
Monseñor Eguía Seguí destacó, en todo momento, la importancia de la misión para acercar el mensaje de Jesús a tanta gente sola, enferma, necesitada de consuelo y paz en medio de dificultades y pobrezas. También mencionó que esta misión buscó ser una respuesta de cercanía, cordialidad y presencia generosa de la Iglesia con sus hijos.
En las visitas, se fueron bendiciendo las familias y sus hogares, se celebraron numerosas Unciones de los Enfermos, y se compartieron momentos de oración y diálogo en torno a la fe. En distintas casas de cada centro misionero, se celebró la misa diariamente con vecinos y fieles del lugar.
En la misa final, todos los misioneros dieron gracias a Dios por la experiencia vivida y se comprometieron a seguir trabajando juntos, pensando ya en la próxima "gran misión", para hacer presente el amor de Dios por todos.+