Miércoles 25 de diciembre de 2024

Mons. Urbanc llamó a "hacer memoria, agradecer, creer en el amor de Dios, y amar"

  • 19 de abril, 2022
  • San Fernando del Valle de Catamarca (AICA)
El obispo de Catamarca, monseñor Luis Urbanc, presidió en la noche del sábado a los pies de la Madre del Valle, la Solemne Vigilia Pascual.
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Con una celebración presidida por el obispo de Catamarca, monseñor Luis Urbanc, la comunidad diocesana participó de la Solemne Vigilia Pascual en la catedral basílica y santuario de Nuestra Señora del Valle.

La Vigilia fue concelebrada por los presbíteros Luis Páez y Ramón Carabajal, y muchos fieles también participaron desde sus hogares, a través de las redes sociales, por donde fue transmitida en vivo.

Durante su homilía, monseñor Urbanc afirmó que “en esta noche somos invitados a contemplar la obra de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que salva a todos los que creen en Jesucristo. Es una noche para hacer memoria, agradecer, creer en el amor de Dios y amar. Y es vital porque haciendo memoria es como recuperamos la esperanza; porque la esperanza se alimenta de la memoria de las acciones de Dios en nuestra vida”.

En otro tramo de la predicación dijo: "Hoy, nosotros estamos celebrando la Pascua real, la única eficaz, la definitiva: Dios Padre ha resucitado a su Hijo de la muerte, que es la mayor obra de Dios en la historia en favor de los hombres. En Cristo Resucitado el amor de Dios ha vencido a la muerte y se nos han abierto las puertas de la vida eterna. Somos hijos en el Hijo y coherederos de la vida eterna, para la que todo ser humano ha sido creado”.

Asimismo, afirmó que “resucitar es volver a subir, resurgir: físicamente, a la tierra de los vivos, y cualitativamente, recuperando el alma la fuerza y el cuerpo la capacidad de relación. En la resurrección de Jesús, Dios se manifestó como el Padre que rescata al Hijo de la muerte y lo recompensa con la vida eterna”.

Más adelante, manifestó que “si volvemos a la amistad con Dios, si nos reconciliamos con aquellos con quienes estamos enemistados o enfrentados; si nos amigamos con nosotros mismos, con nuestras miserias y debilidades, estaremos haciendo experiencias de resurrección, ya que Dios nos ha dado la gracia de pasar de la muerte a la vida; del pecado a la comunión con Él, del odio y la enemistad al amor; del rechazo a nosotros mismos a la aceptación gozosa de lo que somos, es decir, amados de Dios”.

Dirigiéndose a la Madre del Resucitado, le pidió: “Ayúdanos para que cada día vivamos como resucitados, dando testimonio de Jesucristo, tu Hijo Resucitado y Glorificado junto a Dios su Padre y nuestro Padre, a quien sea el Honor y la Alabanza por siempre. ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!”.+

» Texto completo de la homilía