Mons. Sánchez: Jesús se hizo el último de todos para darnos vida nueva
- 24 de septiembre, 2020
- San Miguel de Tucumán (AICA)
El arzobispo de Tucumán, monseñor Carlos Alberto Sánchez, presidió la misa del XXV domingo durante el año, que fue transmitida por canal 10.
El arzobispo de Tucumán, monseñor Carlos Alberto Sánchez, presidió la misa del XXV domingo durante el año.
En su homilía, a pocos días de las fiestas patronales en honor de Nuestra Señora de la Merced, el prelado señaló que la comunidad se está preparando “con gozo, con alegría y con todas las medidas sanitarias”.
“Tenemos que celebrarlo así, a través de los medios de comunicación, a través de las redes sociales, pero no nos van a robar la fiesta de la Virgen, vamos a celebrarlo con gozo, cada uno en su hogar, cada uno en el altar familiar que hemos armado”.
“Con María de la Merced queremos ser servidores de la esperanza, ese es el lema que nos guía en esta novena patronal. Queremos aprender de María a ser servidores de la esperanza, a ser sembradores de esperanza, a ser peregrinos de esperanza, a poder irradiar la esperanza de un mundo distinto, de algo distinto, del reino de Dios que está entre nosotros”.
En referencia al Evangelio, se centró en los criterios del Reino, y los diferenció de los criterios del mundo. Como ejemplo, se refirió a Jesús, “el hijo de Dios, que sin dejar de ser Dios se hizo hombre, se hizo el último de todos, siendo el primogénito del Padre se encarnó, aceptó en humildad el límite de la humanidad haciéndose uno de nosotros, gestándose en el seno de una mujer por obra del Espíritu Santo, en el seno virginal de María, naciendo pobre como el más pobre de los hombres”.
“Ese es el hijo de Dios, que asume nuestra realidad humana, que se hace el último de todos, que tiene que huir a Egipto llevado en brazos de su Madre y de José, que tiene que volver, que tiene que aprender a trabajar. Ese es el hijo de Dios, el primogénito del Padre, que se hace uno de nosotros, el último de todos, y que pasó su vida haciendo el bien y anunciando la buena noticia del Reino”.
“Murió como el peor de los malhechores, en medio de dos ladrones, como si fuera un ladrón o un asesino, asumiendo nuestra realidad humana, con la peor de las torturas y de las condenas, con un juicio injusto, una condena terrible. Ese es el primero, que se hace el último de todos”, añadió.
“¿Pero para qué?”, planteó, “porque no quedó muerto en la cruz, sino que resucitó en lo que celebramos cada domingo, el triunfo de Jesús sobre el pecado y sobre la muerte y que nos regala a nosotros esa vida para siempre, y quiere que nosotros aceptemos y vivamos esa vida nueva”.+