'Dios perdona siempre y todo', reiteró el Papa en la fiesta de san Esteban
- 26 de diciembre, 2024
- Ciudad del Vaticano (AICA)
En el Ángelus de la fiesta de san Esteban, primer mártir cristiano, el Santo Padre invita a los fieles a preguntarse si se interesan y rezan por quienes hoy son perseguidos a causa de su fe.
"El Señor siempre perdona en su infinita misericordia", el Papa Francisco dirigió este reconfortante recordatorio a los fieles con ocasión de la fiesta de San Esteban, este jueves 26 de diciembre, durante el Ángelus. Horas antes, el Papa había abierto la Puerta Santa y celebrado la misa en una cárcel romana, después de haber abierto el día 24 de diciembre la Puerta Santa de la basílica de San Pedro, inaugurando oficialmente el Jubileo de la Esperanza.
El Santo Padre recordó que hoy, un día después de Navidad, la liturgia celebra a san Esteban, el primer mártir cristiano, que fue lapidado hasta la muerte y, según el relato de los Hechos de los Apóstoles sobre su martirio, Esteban, mientras moría, oró por sus verdugos.
El Papa se maravilló de que, a primera vista, Esteban parece sufrir impotente la violencia, pero en realidad, como hombre verdaderamente libre, continúa amando incluso a sus asesinos y ofreciendo su vida por ellos, como Jesús en la cruz.
De ese modo, el diácono Esteban, a quien el Santo Padre elogió por haber imitado la misericordia y el amor del Señor incluso en el momento de la muerte, "se nos presenta como testigo de aquel Dios que tiene un único y gran deseo: que 'todos los hombres se salven y que ninguno se pierda'".
'Que todos los hombres sean salvos'
San Esteban, observó el Obispo de Roma, "es testigo de nuestro Padre, que quiere siempre el bien y sólo el bien para cada uno de sus hijos, que no excluye a ninguno, que no se cansa de buscarlos y de recibirlos cuando, después de haberse extraviado, vuelven a Él arrepentidos".
"Por desgracia, todavía hoy -denunció- hay, en diversas partes del mundo, muchos hombres y mujeres que son perseguidos, a veces incluso hasta la muerte, a causa del Evangelio".
"Lo que hemos dicho de Esteban -subrayó- vale también para ellos: no se dejan matar por debilidad ni para defender una ideología, sino para hacer partícipes a todos del don de la salvación".
Lo primero y más importante, recordó, es que lo hacen por el bien de sus asesinos y rezan por ellos.
Beato Christian de Chergé
El beato Christian de Chergé, mártir de nuestro tiempo, nos dejó un bello ejemplo de ello. Fue uno de los siete monjes beatificados de Tibhirine, que fueron martirizados en 1996, durante la guerra civil que duró diez años en Argelia.
El superior Christian de Chergé y otros seis de sus hermanos monjes -Luc Dochier, Christophe Lebreton, Michel Fleury, Bruno Lemarchand, Célestin Ringeard, y Paul Favre-Miville- fueron decapitados y sus cabezas fueron descubiertas dos meses después, no lejos de Tibhirine; y, aunque sus cuerpos nunca fueron encontrados, sus restos están enterrados allí.
En su testamento espiritual, previendo su muerte inminente, el beato de Chergé, recordó el Papa, "llamó a su futuro asesino un 'amigo de último minuto'.
Algunas preguntas para reflexionar
Con todo eso en mente, el pontífice invitó a los fieles a reflexionar sobre algunas preguntas: "¿Siento el deseo de que todos conozcan a Dios y de que todos se salven? ¿Deseo también el bien de quienes me hacen sufrir?" y, por último, "¿Me intereso y rezo por tantos hermanos y hermanas que son perseguidos a causa de su fe?".
El Santo Padre concluyó implorando a María, Reina de los Mártires, que ayude a todos los cristianos a ser testigos valientes del Evangelio, para la salvación del mundo.+