Mons. Mestre: "Para ser felices, el Señor tiene que ser nuestro tesoro"
- 14 de agosto, 2019
- Mar del Plata (Buenos Aires)
En el 11º domingo durante el año, el 11 de agosto, el obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, predicó a la comunidad diocesana con sus habituales tres puntitos. Para ilustrar el relato evangélico de San Lucas, acudió a tres ejemplos de felicidad: quien "está preparado esperando al Señor", "el administrador fiel y previsor" y el que "tiene a Dios como su tesoro".
¡Feliz el que está preparado esperando al Señor!
En el primer punto, el prelado recordó las parábolas que nos ponen en contacto con la "espiritualidad del adviento", ya que "estar preparados", implica estar en "actitud vigilante", a la espera de Dios. El Señor "viene de forma directa a través de la oración personal y comunitaria; viene a través de la realidad de cada día y sobre todo en cada hermano, especialmente si es pobre y necesitado", ejemplificó el obispo. Y cuestionó a la comunidad "si realmente nuestros corazones están preparados para recibir al Señor, para discernir su presencia a la luz de los signos de los tiempos".
¡Feliz el administrador fiel y previsor!
Luego monseñor Mestre se refirió a la tercera parábola, "manteniendo la tensión de la preparación y la espera", Jesús insiste en "administrar nuestra vida y los dones que el Señor nos ha dado en la vida según los criterios del Evangelio". Lo cual implica "estar donde hay que estar y hacer lo que hay que hacer", explicó. Y aunque a veces "algunas fantasías pueden sacarnos de nuestra propia realidad y hacernos perder de vista nuestra vocación de ser simples servidores", el prelado destacó que la felicidad está en "gastar nuestra vida en la entrega y el servicio a los hermanos".
¡Feliz el que tiene a Dios como su tesoro!
En el último punto, el obispo de Mar del Plata citó la primera parte de la escritura para hacer referencia a la invitación de Jesús a ser felices, "teniendo a Dios como nuestro único principal tesoro de vida y por Él realmente nos juguemos la vida", porque "para ser en verdad felices, el Señor tiene que ser nuestro tesoro".+