Mons. Han Lim Moon: Ser ricos a los ojos de Dios
- 3 de agosto, 2019
- San Martín (Buenos Aires)
En su homilía del domingo 4 de agosto, el obispo auxiliar de San Martín, monseñor Han Lim Moon, advirtió sobre el peligro de la avaricia, "el afán intenso de acumulación de distintas cosas para sí sin compartirlas con los demás", e invitó a poner en práctica el llamado de Dios de "saciar la sed de acumulación llenando el vacío y siendo ricos a los ojos de Dios".
El prelado manifestó que no se trata de la bondad ni la necesidad de bienes materiales, conocimientos, salud, habilidades, "sino el gran deseo desordenado que rompe la armonía de la vida propia y la de los demás. Y que tiene la característica de adicción y esclavización".
Seguidamente describió a la persona con una "obsesión por acumular", la cual puede provenir de un "gran vacío interior de afecto, reconocimiento o inseguridad que posiblemente proviene de su infancia". "Otra causa puede ser el vacío existencial muy profundo que no se puede llenar con ninguna cosa, poder, conocimiento e inclusive tampoco con afectos de personas; sino sólo por Dios".
El Evangelio nos muestra que "la Buena Noticia de Jesús es saciarnos la sed de acumulación llenando ese vacío con vida y la vida eterna por medio de ?ser ricos a los ojos de Dios?", expresó monseñor Moon. Y se preguntó: "¿Qué significa ser ricos a los ojos de Dios"?.
El obispo auxiliar de San Martín invitó a recordar la parábola de la curación de la mano paralizada (San Lucas 6, 6-10), "para recibir y dar sus riquezas. Una vez curados, mantendremos sanas nuestras manos ejercitando frecuentemente el recibir y dar como en los ejercicios quinesiológicos".
En efecto, "con las manos sanas podemos recibir a Dios en nuestro corazón para llenar de su amor y vida con todas sus riquezas, ese vacío interior profundo. Además, este amor nos sana las heridas interiores y nos confirma la dignidad y la libertad de los hijos de Dios que es mucho más importante que tener riquezas materiales".
"Ser ricos significa vivir agradecidos a Dios y disfrutar con alegría por todo lo que ya somos y tenemos en el presente: familia, salud, bienes materiales, talentos", explicó. "Después de recibir a Dios, como somos ricos, entonces podremos dar y compartir a Dios, el tesoro vivo más preciado".
Sin embargo, aclaró que esto incluirá compartir "todo lo que somos y tenemos material y espiritualmente. De esta manera, en ellos se llenarán sus vacíos de afecto, de inseguridad, de reconocimiento. Y recibirán la liberación de la avaricia, y a su vez, disfrutarán de todo lo recibido y compartirán con los demás la misma riqueza".
Finalmente, preguntó "¿Quieres disfrutar de tu libertad y vivir ya como el más rico del mundo?" "¡Todo depende sencillamente de tu libertad!", exclamó.+