Mons. Han Lim Moon: Cómo prepararnos para recibir al Esposo
- 7 de noviembre, 2020
- San Martín (Buenos Aires) (AICA)
"¿Ya encontraste 'el amor de tu vida'?", pregunto el obispo auxiliar de San Martín al iniciar su reflexión para el domingo 8 de noviembre.
El obispo auxiliar de San Martín, monseñor Han Lim Moon, reflexionó con el Evangelio del 32° domingo durante el año, y preguntó a la comunidad “¿Ya encontraste ‘el amor de tu vida’?”.
Recordando la tradición de los casamientos en la época de Jesús, el obispo se refirió al símbolo de las lámparas de aceite, relacionado con el relato evangélico de las jóvenes con sus lámparas.
“Todas las personas esperan al amor de su vida para ser plenamente felices, por eso, muchas se casan o forman pareja. Pero, aún ‘siendo el uno para el otro’, experimentan en su corazón que no llegan a ser plenamente felices".
Al preguntarse por qué sucede esto, afirmó que la razón es que “todos nacemos incompletos, y que las cosas y personas de este mundo no pueden darnos la plenitud. Por esta razón, consciente o inconscientemente, las parejas siguen buscando un amor que las plenifique. En este sentido, muchas veces en esta búsqueda se corre el peligro de la separación".
Pero monseñor Moon advirtió: “Para las personas que se encuentran en esta noche oscura del corazón, hoy se les anuncia la Buena Noticia: ‘Ya viene el Esposo, salgan a su encuentro’. ¡Es la Buena Noticia que despierta, resucita de la somnolencia, aburrimiento, depresión y desesperanza! ¡Al fin llegó el amor de la vida!”.
Ese amor que “completa la vida”, se llama Jesús, aseguró el prelado. Y dejó algunos consejos para prepararse para recibirlo “en esta noche oscura de la humanidad”: la fe, el amor y la esperanza.
En principio, “creer que Él ya llegó y está presente en nuestra vida”; luego “descubrirlo y amarlo en los hermanos, comenzando por los más cercanos, esposa, esposo”; y, por último, “esperar a Jesús glorioso y hermoso con la lámpara encendida. Es decir, perseverar en los quehaceres cotidianos siendo delicados, fieles y despiertos de corazón para el encuentro amoroso con Él”.
Finalmente, el obispo recomendó a las parejas “orar juntos, expresando espontáneamente al Señor la vivencia profunda del corazón para compartirla también con su pareja”, para que el Señor “refresque, alimente y complete el amor de los dos” además de “favorecerlos y enriquecerlos por el constante conocimiento mutuo”.+