Mons. Fernández: vivir la fiesta del Señor del Milagro como un profundo encuentro de amor
- 15 de septiembre, 2022
- Salta (AICA)
El obispo de Jujuy presidió la misa estacional del tercer día del triduo festivo, antes de la procesión con las sagradas imágenes y la renovación del Pacto de Fidelidad del pueblo salteño.
El obispo de Jujuy, monseñor César Daniel Fernández, presidió hoy la misa estacional del tercero y último día del triduo central de la Fiesta del Señor del Milagro desde el altar levantado en el atrio de la catedral basílica y donde al mediodía salieron las imágenes peregrinas de los “santos patronos” para recorrer los barrios salteños.
La Eucaristía fue concelebrada por monseñor Gustavo Arturo Help, obispo emérito de Venado Tuerto; monseñor Marcelo Raúl Martorell, obispo emérito de Puerto Iguazú, y monseñor Alberto Sanguinetti Montero, obispo emérito de Canelones (Uruguay).
Para esta tarde, a las 15, está prevista la procesión con la Cruz primitiva, la Virgen de las Lágrimas, la Virgen del Milagro y el Señor del Milagro, y la renovación del Pacto de Fidelidad del Pueblo de Dios. Presidirá el arzobispo de Salta, monseñor Mario Antonio Cargnello.
En la homilía de la misa de hoy, por la festividad del Señor del Milagro, monseñor Fernández recordó que “desde la Cruz de nuestro Señor cada uno de nosotros tiene la posibilidad de hacer la experiencia, de comprenderse y saberse como hijo amado de Dios”.
“El Padre al levantar a su Hijo en lo alto de la cruz ha hecho opción definitiva por cada uno de sus hijos. Una opción irrevocable, como son todas las opciones de Dios y este anuncio es piedra angular del Evangelio y el sentido más profundo y hermano de nuestra misión como bautizados: somos discípulos misioneros de este amor”..
El prelado jujeño destacó que “nuestro pueblo sencillo que camina cada año varios días para hallarse a los pies del Señor, sólo guarda un deseo y un anhelo en su corazón: estar a los pies del Señor, adorar la cruz, besar la cruz de nuestro Señor”.
“Un anhelo y un deseo –agregó- que quizás para los gustos modernos resulte un tanto incomprensible. Pero se trata de un gesto excepcional”.
“Vivamos, entonces, hermanos este día de homenaje al Señor crucificado del Milagro como un día de adoración, como un profundo encuentro de amor. Amor que nuevamente esta tarde tomará la seriedad de un renovado pacto de fidelidad. Siempre será nuestro; que seamos siempre suyos. Que su Cruz se levante siempre sobre nuestra vida para recordarnos este amor. Y que en el beso de amor que expresan los pies cansados y los corazones rebosantes de felicidad de estos días, se abracen y se besen para siempre ‘nuestra miseria y su misericordia".+