Mons. Colombo: "Las bienaventuranzas, una invitación a la vida evangélica"

El arzobispo de Mendoza recordó que el evangelio de este domingo es "una gran invitación a vivir según Dios, según Cristo y hacer como Él, capaces de darlo todo por amor".

El arzobispo de Mendoza, monseñor Marcelo Daniel Colombo, celebró la misa del séptimo domingo durante el año en la parroquia Cristo Obrero de la localidad mendocina de Rivadavia, donde destacó las enseñanzas que conllevan las bienaventuranzas y el ser misericordiosos en el vida cristiana.

El arzobispo mendocino destacó que el gesto de nobleza de David frente al enemigo que subyace en la primera lectura y recordó que los cristianos “estamos invitados a ser nobles aún con los que nos hacen el mal”.

“En la segunda lectura tenemos una reflexión muy sencilla, breve, pero fuerte de San Pablo,ue hace una suerte de contraposición entre el hombre terrenal y el hombre celestial, entre Adán y Cristo, para hacernos notar que mientras Adán es un hombre creado, es material; Cristo es el Señor y es, en todo caso, el destino para todos nosotros seguirlo y ser como Él: hombres espirituales, hombres del cielo”.

“Esto supone que Dios construye sobre nuestra naturaleza humana, que la tiene en cuenta y que la valora. Nos ha creado por amor y nos llama al seguimiento de su hijo Jesús”.

En relación con el Evangelio de San Lucas, monseñor Colombo señaló que continúa la reflexión sobre las bienaventuranzas, que “invitaban a una vida contracultural, contra todo lo que el mundo nos pide, y a la vez desarmada de esas formas de vivir al margen de Dios. Las bienaventuranzas nos invitan a ser todos de Cristo, a tener su estilo de vida evangélico”.

“Hoy en este evangelio Hay una continuación de esas bienaventuranzas, donde el Señor, anticipando su propia entrega en la cruz, nos invita a ser mansos como Él. Es muy hermosa la expresión sean misericordiosos como mi Padre”.

Monseñor Colombo profundizó en el hecho de que el Evangelio de Lucas es el “Evangelio de la misericordia, es el Evangelio que nos invita a mirar en Dios su natural misericordia para con los homres, su benevolencia y su deseo de que seamos también nosotros, como Él, misericordiosos”.

“La mansedumbre, la humildad, la capacidad de desarmar nuestra hostilidad, nuestra ira, nuestro enojo; no nos quita lucidez, no nos impide ser justo. Solamente nos saca del lugar de dioses, de personas que quieren estar por encima de los demás y tratar, en todo caso, nuestros juicios de mitigarlos con la indulgencia y la paciencia”.

“La venganza no es de cristianos. En todo caso dejamos en las manos de Dios el resultado final de los que obran contra su voluntad de la Palabra de Dios de este domingo. Es una invitación a vivir según Dios, según Cristo y ser como Él, capaces de darlo todo por amor”.+