Mons. Colombo, en la fiesta de la Santísima Trinidad: 'Celebremos la obra de Dios'
- 28 de mayo, 2024
- Mendoza (AICA)
El arzobispo de Mendoza invitó, además, a comprometerse "a llevar a feliz cumplimiento esa obra con nuestra vivencia fecunda de ese regalo que Dios nos ha hecho al participar de su amor".
El arzobispo de Mendoza, monseñor Marcelo Colombo, presidió la misa de la fiesta de la Santísima Trinidad, en la parroquia Nuestra Señora de Fátima, de la localidad mendocina de Godoy Cruz, donde invitó a recorrer las páginas de la Biblia para comprender “el proyecto de Dios para el hombre”.
Al reflexionar sobre la primera lectura del libro del Deuteronomio, destacó que en ese texto se evoca, sobre todo, lo que significa y cómo Dios “ha estado presente junto a su pueblo como un Dios de Alianza”.
“El Dios se reveló para el pueblo elegido como un Dios de Alianza, como un Dios presente en el Cielo y en la Tierra, como un Dios de vivos, como un Dios que acompaña el dolor de su pueblo”, subrayó.
“En la carta a los romanos, San Pablo nos habla de lo que hace el Espíritu de Dios en el corazón humano. Un espíritu que nos hace reconocernos hijos a partir de la experiencia de la libertad; hijos adoptivos, porque somos asociados a Cristo, el Hijo único que nos regala la condición de coherederos”, prosiguió.
Monseñor Colombo describió como “muy particular” la descripción del evangelio de Mateo, porque “recrea, de alguna manera, el escenario del Monte Sinaí, donde Dios da la tabla de la Ley a Moisés. Acá es una montaña sin nombre de Galilea donde están los 11”.
“En Mateo, los 11 siempre quiere decir representación de todos los pueblos, quiere decir, de alguna manera, la semilla de lo que será la Iglesia. Allí están representados, en los apóstoles, toda la Iglesia y ahí hay una invitación a la misión a bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; y, sobre todo, la promesa de estar para siempre Dios con nosotros”.
“Ya ven la obra de La Trinidad en la historia humana. Presente en la creación, presente en el impulso de vivir la libertad y la dignidad comunicada por el Espíritu Santo con sus dones; presente en el envío misionero de Cristo que nos hace hermanos suyos e hijos muy amados del Padre. Celebremos la Santísima Trinidad, celebremos la obra de Dios; pero, sobre todo, comprometámonos a llevar a feliz cumplimiento esa obra con nuestra vivencia fecunda, feliz, de ese regalo que Dios nos ha hecho al participar de su amor”, concluyó.+