Viernes 3 de enero de 2025

Mons. Cargnello en la apertura del Sínodo: 'Estamos llamados a atravesar la cruz'

  • 31 de diciembre, 2024
  • Salta (AICA)
El arzobispo de Salta presidió la celebración de la apertura del Año Jubilar en la arquidiócesis y recordó que es un tiempo que "nos predispone a celebrar la reconciliación".
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El arzobispo de Salta, monseñor Mario Cargnello, presidió la celebración eucarística que marcó la apertura del Año Santo para esa arquidiócesis del norte argentino.

Ante una multitud de fieles, religiosos y religiosas e instituciones educativas, el prelado recordó que la oración "es la expresión más elocuente de la esperanza". "En un mundo marcado por el desasosiego, la desesperanza y la desesperación, el grito de la Iglesia a través del Papa Francisco nos llama a la esperanza y nos recuerda lo que dice el apóstol Pablo a los Romanos: 'La esperanza no quedará defraudada porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado'. 

"Celebramos un año en el cual estamos llamados a ser envueltos por la Santísima Trinidad y entrar en el corazón del mismo Dios. La esperanza que se enraíza en Dios no es un engaño; no es un baño de barniz envuelto en sentimentalismo; no es un canto de sirena. Es una virtud que nace del amor de Dios y se alimenta en el mismo amor y es sostenida por la fe y que nos acompaña a lo largo de la vida en todo momento, sobre todo en la prueba. Por eso la esperanza nutre la paciencia y se expresa en la misma", manifestó. 

"Nosotros -dijo- que vivimos en un mundo tan tensionado, en la continua búsqueda de noticias y compramos todo, ¡qué importante es detenernos y descubrir que la paciencia acompaña toda la creación!.

Monseñor Cargnello señaló además que "hemos caminado con nuestro pueblo, con nuestro NOA. En la Argentina profunda la peregrinación está en nuestros tuétanos: camina el hombre de la Puna, el de la Quebrada, el de los valles, el del Chaco, el hombre de la selva tucumano-oranense. Nuestros hermanos saben de caminar, porque la vida es un camino: un día se sucede al otro, pero no en una rutina constante, sino siempre en un paso adelante. La historia es un camino y, a medida que la vida te va haciendo madurar, te das cuenta que tu caminar es corto en el largo camino de la humanidad". 

"El camino, a veces nos cansa o nos abate. Vivimos nuestro tiempo tan lleno de descubrimientos, con tantas victorias del hombre sobre el mundo con la experiencia de un tiempo que nos aplasta. Los Jubileos intentan siempre reanimar la esperanza, y en ellos se favorece la peregrinación, porque en ella se vive la experiencia del caminar juntos, de ayudarnos", manifestó.


En otros de los pasajes de su prédica, el prelado aseguró que "en el inicio del Año Santo no atravesamos la puerta, pero sí estamos llamados a atravesar la Cruz. Ustedes observaron que durante el camino llevamos la cruz, que fue cargada por nuestras queridas religiosas, por la gente de Pastoral Juvenil, por la gente ligada a quienes quieren superar adicciones (familiares), luego fueron familias". 

"¿Qué significa atravesar la Cruz? Atravesar la Cruz es enfrentar la vida desde la esperanza y enfrentar las dificultades de la vida desde el acto de clavar el corazón en Dios y, desde ahí, recomenzar. Es el dolor que busca. El Niño Jesús encontrado en el templo te muestra dónde buscar de verdad, que es en el Padre y de ahí Él vuelve a la vida de familia sujeto a sus padres en obediencia y amor. El que vive la esperanza no huye, enfrenta la vida, busca la verdad. El que vive la esperanza reza, no choca a tontas y a locas", prosiguió. 

"El Año Santo -subrayó- es un momento para vivir la oración y vivir el compromiso de descubrir y proponer los signos de la esperanza. El Papa presenta dos signos: El primero es trabajar por la paz, porque los que trabajan por la paz serán llamados hijos de Dios. El Concilio recuerda que la paz se construye en el corazón de cada uno y, por más que parezca insignificante, es importante el gesto de paz del que perdona, sonríe, devuelve el saludo, supera tensiones.

"Como segundo signo -dijo- tenemos que redescubrir el sentido de la vida. Es increíble que los matrimonios jóvenes no quieran hijos, como si un hijo fueran una carga. La vida es un don, un hijo es un don. ¿Cómo no vamos a admirar a los papás que cargan a sus hijos que tienen diferentes capacidades? ¡Hay tantos padres que nos muestran el valor de la vida de los hijos!. Y, aunque no se haga propaganda de ello, son verdaderas llamas de esperanza para los demás.  El Papa nos invita a cultivar la apertura a la vida, sobre todo en las parejas jóvenes. Eso significa apostar por la familia como espacio, como templo natural de la vida". 

Además, pidió "cuidar a los enfermos y a los ancianos, recuperar el sentido de vivir. Y en este valorar la vida, agrego como un signo de esperanza el recuperar la educación en nuestra patria. Los chicos merecen ser educados como corresponde".


"En Salta me parece que es importante proponer humanizar la economía. Vivimos en estos últimos tiempos el desarrollo de la minería como una verdadera explosión. Pero ¡cuidado! En primer lugar hay que tener en cuenta el cuidado del medio ambiente, este es un compromiso para las empresas: cuidar el agua y el impacto ambiental por los productos que se usan. Por su parte corresponde al Estado el control. Puede entusiasmar lo que la economía trae de dinero pero que no se haga al precio de sacrificar generaciones". 

En tanto, afirmó que "para humanizar la minería hay que respetar y consultar a los habitantes que viven allí; procurar darles trabajo y formarlos para que trabajen bien y, en tercer lugar, que se respete la justicia de quienes trabajan. En cuarto lugar, es necesario hacerse cargo de los empleados enseñándoles a administrar lo que ganen. Muchas veces, ante la abundancia de dinero, se malgasta. En esos lugares comienzan a aparecer casinos, prostíbulos, venta de droga".  

"Un cuarto signo de esperanza, que es urgente, es luchar contra la droga. El daño que la droga hace a la persona es irreversible en la inmensa mayoría de las situaciones. La droga rompe vínculos, los padres sufren detrás de un hijo o una hija que se droga. De esa manera se daña a la sociedad. La droga multiplica por diez la pobreza económica y humana".

Finalmente, el monseñor Cargnello recordó que el "Año Santo nos predispone a celebrar la Reconciliación. Hay que creer en el valor del sacramento de la Reconciliación, que es un acto de fe donde Dios me perdona y su misericordia me libera. Volvamos a la celebración frecuente de este sacramento".+