Mons. Buenanueva: 'María, signo cierto de que el mal no tendrá la última palabra'
- 10 de diciembre, 2024
- San Francisco (Córdoba) (AICA)
"Contemplamos su rostro y sus ojos, sus manos y su manto; pero no dejamos de mirar sus pies descalzos, tan cerquita de los nuestros y de nuestras luchas cotidianas", dijo el obispo de San Francisco.
En la solemnidad de la Inmaculada Concepción, el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva, presidió la misa central en la parroquia y santuario que lleva el nombre de esa advocación mariana, ubicado en Villa Concepción del Tío.
Ante una multitudinaria presencia de fieles, el prelado recordó en la homilía que el pasaje del Evangelio de Lucas que relata la Anunciación del ángel Gabriel significa, además, el saludo de Dios que "entra en el corazón de María. Es que, como nos lo pinta el Evangelio de hoy, la Trinidad se ha enamorado de ella".
"El Padre ha puesto sus ojos en María, ha derramado sobre ella la sombra protectora y fecunda del Espíritu Santo y, así, ha concebido y dado a luz a Jesús, el Salvador, el Mesías. Entonces estalla la alegría, porque el Dios amor -Padre, Hijo y Espíritu Santo- está con María y con nosotros", manifestó.
El diocesano señaló que, "así, en el corazón de este Adviento, contemplamos a nuestra Virgencita, la Purísima, también nosotros, con ojos de enamorados. Preservada del pecado, María se ha convertido en el canal purísimo por el que el redentor ha entrado en la historia humana, sembrando una esperanza cierta para todos".
"La fiesta de hoy nos dice con fuerza: el mal ha sido vencido, su poder destructor no tiene la última palabra, porque Dios está con nosotros y su gracia actúa de verdad en nuestra vida. María tiene sus pies descalzos, para tocar la tierra en la que vivimos sus hijos. Contemplamos su rostro y sus ojos, sus manos y su manto; pero también no dejamos de mirar sus pies descalzos, tan cerquita de los nuestros y de nuestras luchas cotidianas", enfatizó.
Y continuó: "¿Quién de los que estamos esta tarde aquí puede decir que no está viviendo batallas duras en su propia vida? Algunas de ellas las compartimos, porque son comunes y visibles. Otras, cada uno de nosotros las lucha en el abismo de su propio corazón".
"En unas y otras, María está presente para aplastar el poder de la serpiente, para que no nos desanimemos ante las pruebas del camino. Estoy seguro de que, en nuestro corazón, cada uno, le confiamos a la Virgencita estas luchas.
Monseñor Buenanueva destacó que "María, pura y limpia Concepción, nuestra Virgencita, seguirá alentando nuestro caminar, dándonos ánimo en nuestras luchas, consolándonos en nuestras tribulaciones y celebrando todas nuestras victorias".
"Ella es signo cierto de que el mal no tendrá la última palabra, sino que la victoria de Jesucristo es ya nuestro triunfo y nuestra esperanza", finalizó.+