Mons. Buenanueva: El Espíritu de Jesús nos lleva al desierto para "rehacernos"
- 24 de febrero, 2021
- San Francisco (Córdoba) (AICA)
El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, reflexionó sobre el Evangelio del primer domingo de Cuaresma.
En el primer domingo del tiempo de Cuaresma, y con base en el Evangelio del día, el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, compartió en el periódico "La Voz de San Justo" una reflexión sobre las tentaciones.
“En seguida el Espíritu lo llevó al desierto, donde estuvo cuarenta días y fue tentado por Satanás. Vivía entre las fieras, y los ángeles lo servían", citó el obispo al inicio de su columna, y preguntó: "¿Cuál es la tentación más insidiosa a la que podemos ser sometidos?"
"La Escritura nos responde con el relato del primer pecado (cf. Gn 3): Adán y Eva desconfiaron de Dios y, con esa sombra gris en sus corazones, buscaron edificar su vida solos, sin Dios", recordó.
"Esa desconfianza en las verdaderas intenciones de Dios (hábilmente explotada por la serpiente) los llevó a sentirse autosuficientes. Esa fue su perdición", señaló.
"De algún modo, esa es la esencia de toda tentación y de todo pecado: ver en Dios a un un rival o una amenaza para la propia vida. Y, con ese miedo en el alma, huir de Él, darle la espalda y pretender edificar la vida sin Él".
"Por eso, el Espíritu empuja a Jesús al desierto. En cierto modo, Jesús ha ido hasta el fondo de esa prueba humana. Allí, en el desierto, experimentará el límite, pero, sobre todo, sentirá la presencia del Dios vivo. No un rival o una amenaza, sino un aliado, un compañero de camino, una fuente de vida y de libertad. En suma: su Padre".Vencerá así donde Adán y Eva fueron vencidos".
"En el desierto, Jesús comenzará a recuperar para todos nosotros la armonía perdida de toda la creación. 'Vivía entre las fieras, y los ángeles lo servían', comenta el evangelista", narró el prelado. "Y, de esa experiencia en el desierto, Jesús volverá con el fuego del Espíritu en su corazón y en sus labios. Toda la misión de Jesús se comprende desde aquí: reconstruir en el corazón de los hombres esa misma experiencia de Dios como Padre".
"La Cuaresma nos invita a un intenso ejercicio de confianza filial. También a nosotros, el Espíritu de Jesús nos lleva al desierto para rehacernos como hijos y hermanos", animó monseñor Buenanueva.
"Te invito a rezar: En ocasiones, Señor, la confianza en Dios parece languidecer en nuestros corazones. Esa tentación se vuelve más aguda en medio de la oscuridad de las pruebas de la vida. Hoy te contemplamos, Jesús, en el desierto y probado como nosotros. Tómanos de la mano y llévanos contigo hacia el seno del Padre. Que sintamos tu Espíritu en nosotros. Es gracia que te pedimos para el camino cuaresmal que estamos iniciando. Amén".+