Mons. Buenanueva: "Creer, orar y vivir"
- 18 de octubre, 2022
- San Francisco (Córdoba) (AICA)
El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, compartió con las fieles una reflexión sobre el Evangelio del domingo titulada "Creer, orar y vivir".
En su tradicional columna en el periódico "La Voz de San Justo", el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva compartió con los fieles una reflexión titulada "Creer, orar y vivir", basada en el pasaje evangélico que narra con una parábola que es necesario orar siempre sin desanimarse. […] "Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?".
La parábola en cuestión, explicó el obispo, "es la del juez injusto que atiende los reclamos de una pobre viuda, más por el hartazgo de su insistencia que por la voluntad de hacer justicia".
"Es posible que refleje lo que vivían las comunidades a las que Lucas dirige su Evangelio. En medio de una hostilidad creciente, sienten que Dios no escucha sus ruegos y que la fe se está diluyendo. Tal vez sienten que su misma fe es una vana ilusión. ¿De qué sirve suplicar?", advirtió.
"Jesús ora, despierta el deseo de orar y enseña cómo hacerlo. Da pocos consejos al respecto: orar en lo secreto y sin muchas palabras. E insiste: orar siempre, sin desanimarse. Perseverar en la oración que busca, llama, pide".
"Esa oración abre el propio corazón, y también al mundo, a la acción de Dios. Nos transforma a nosotros. Nos hace pacientes y también perseverantes en buscar todo lo que es bueno, justo y bello. Cuando nos dejamos vencer por el desaliento, por el contrario, la prepotencia del mal se hace más intensa", señaló.
En la experiencia cristiana, expresó, "el que insiste en la oración, se vuelve artesano de paz y sembrador de esperanza. Por esos senderos transita la verdadera transformación que el mundo anhela. La que anticipa el Reino de los cielos. La vida, como la oración, está hecha de insistencia y perseverancia".
“Señor Jesús: tal vez, en este momento, creamos estar al límite de nuestras fuerzas. No nos abandones en este momento. Danos tu Espíritu, tus mismos sentimientos, tu filial perseverancia para estar siempre con las manos levantadas, como Moisés en el desierto, suplicando, alabando y adorando. Amén", concluyó.+