Jueves 14 de noviembre de 2024

Misioneros en las islas del Pacífico piden oraciones por Tonga

  • 20 de enero, 2022
  • Suva (Fiji) (AICA)
Un religioso aseguró desde Fiji que hay poca información sobre la situación en ese país, por lo que alienta a seguir orando y canalizando ayuda para las poblaciones afectadas tras el tsunami.
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Los misioneros de los Sagrados Corazones de Jesús y María, los conocidos Picpus, comparten la información del hermano Johnathan Hurrell SSCC, desde Fiji, pidiendo oraciones por Tonga, tras el tsunami, provocado por una erupción volcánica, que ha causado un desastre sin precedentes en este archipiélago del Pacífico, donde se han confirmado al menos tres personas fallecidas y las islas más pequeñas han quedado prácticamente destruidas y, en la principal, donde vive la mayoría de la población también se han sufrido muchos daños.

El papa Francisco en la audiencia general del pasado miércoles decía: “Mi pensamiento se dirige a las poblaciones de las Islas Tonga, afectadas en los últimos días por la erupción del volcán submarino que ha causado cuantiosos daños materiales. Estoy espiritualmente cerca de todas las personas probadas, rogando a Dios el alivio de su sufrimiento. Invito a todos a unirse a mí para orar por estos hermanos y hermanas”.

Los misioneros de los Sagrados Corazones están desde su fundación en muchas de las numerosas islas del Pacífico. Solo hay que recordar al más famoso de los muchos misioneros de este instituto que han vivido y viven en esta zona, el padre Damián de Molokai, el apóstol de los leprosos.

“Son tiempos muy difíciles, especialmente para Tonga. Vimos el tsunami llegar a Chile, Estados Unidos, Japón y otros países del Pacífico”, comenta el hermano Johnathan. “No tenemos noticias de Tonga porque el cable que conecta a Tonga con el resto del mundo está cortado en dos partes y están enviando un barco desde Papúa-Nueva Guinea para repararlo, pero tardará unas dos semanas en llegar a Tonga”.

Desde Fiji, el misionero también informó que un vuelo de reconocimiento procedente de Nueva Zelanda indica que “Tonga está cubierta de cenizas. La costa oeste, incluida la capital, está gravemente dañada. Hemos oído hablar de una muerte que involucró a un ciudadano británico que residía en Tonga, pero no sé cómo están las islas restantes. Algunas personas han escuchado informes de que estas islas están cubiertas de agua como resultado del tsunami. Solo esperamos que las personas hayan logrado llegar a un lugar seguro”.

El hermano Johnathan explicaba que “tenemos una misión en Tonga, donde solo permanece el padre Chris Kaitapu SSCC. No hemos sabido nada de él ni hemos podido contactarlo. Nuestra casa está cerca de la capital, Nukuálofa y todavía no sé cómo están los feligreses a los que servimos”. Cuenta que hay cuatro religiosos en Fiji “que están ansiosos por saber de sus familias. Son los hermanos Saia, Semisi, Lomano y Soane. También tenemos en Fiji al padre Marisi Palepale que, junto a mí, tiene parientes en Tonga. También sabemos que las familias de los hermanos Saia y Lomano estaban en la línea del tsunami. Saia es del grupo Haapai donde los informes indican que hay cuatro islas habitadas que quedaron sumergidas. Solo podemos esperar y rezar en este momento”.

El religioso también informaba que gracias a las actualizaciones de los teléfonos satelitales, la gente de Tongatapu, la isla principal, está a salvo, pero la ceniza que ha cubierto toda Tonga está causando problemas en el suministro de agua. Como resultado, Nueva Zelanda está enviando barcos de la Armada con agua y alimentos. También se sabe que los aviones militares no pueden aterrizar en Tonga porque el aeropuerto está cubierto de cenizas. “Solo rezamos para que no haya más erupciones y que este volcán (Hunga Tonga-Hunga Haapai) se duerma”, dice. “Podíamos escuchar las explosiones en Fiji, que está a unos 700 km de distancia. Fue surrealista y al principio nos preguntamos si no sería un trueno especialmente fuerte, pero sonaba más como bombas o disparos de cañones”.

El hermano pide, como el papa Francisco, oración: “Solo podemos seguir orando. La gente de Tonga es gente de corazón fuerte y se preocupa mucho por los demás. Y por lo que sabemos, se ayudarán unos a otros. Depende de nosotros ayudar desde lejos y eso ya está sucediendo, gracias a Dios”.

“¿Los volcanes? Un riesgo calculado”
La revista Popoli e Missione, de las Obras Misionales Pontificias en Italia habló, con motivo del reciente desastre en Tonga, con el padre Dominique Hashda, misionero y párroco en Watuluma, en la pequeña isla de Goodenough, en el extremo oriental de Papúa Nueva Guinea.

“La erupción de volcanes aquí es frecuente: no es un fenómeno nuevo, sabemos que estamos en una zona sísmica, en cualquier momento se puede asistir a tsunamis y erupciones”. Aquí, dice el padre Hashda, “estamos bien y no nos ha afectado esta erupción. El mar está ahora en calma pero es cierto que en Tonga ha sido un desastre”. Miembro del PIME, el Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras, el misionero explica que están tranquilos: “Por lo general cuando ocurren estos fenómenos, los padres del PIME respondemos de inmediato y vamos. En el caso de las islas de Tonga, no nos pidieron ayuda, además porque estamos a varios kilómetros, pero nuestro compañero Fabio Motta se fue hace unos días a una isla cercana y mañana vuelve”.

“Casi todas nuestras misiones están en Milne Bay”, explica haciendo referencia al golfo que cierra por el este la gran isla de Papúa, en el que hay numerosas islas pequeñas, “por suerte aquí estamos tranquilos y no hubo daños por nuestra parte, ¡aunque se oye cuando despiertan los volcanes!”. Añade que “las casas de la gente están construidas con materiales pobres y tradicionales, con madera traída de la jungla. Las casas de los misioneros y las de las monjas, los hospitales y las escuelas, en cambio, son de ladrillo. Las casas de las personas son frágiles y se vienen abajo con facilidad”, dice. Luego agrega que en una de estas islas donde trabaja un miembro del PIME, el padre Giovanni, “sale agua hirviendo de la tierra y de la roca y sabemos que es un volcán aún activo”. Y “de vez en cuando los volcanes se despiertan y entran en erupción y destruyen lo que hay allí. La erupción provoca tsunamis, a los que se suman ciclones que llegan desde el mar, como el de 2019, denominado Goodenough”, por la isla de su parroquia. En esa ocasión, el ciclón destruyó parroquias y hospitales: “Hubo una pronta y hermosa respuesta también de Italia; ese año nos ayudaron mucho”.

Goodenough fue la isla elegida por el PIME como misión en Papúa Nueva Guinea en la década de los ochenta. No está lejos de la isla de Woodlark, donde fue martirizado en 1855 uno de los primeros misioneros del PIME en Oceanía, el beato Giovanni Mazzucconi. “En la parroquia también tenemos una escuela de formación profesional, un hospital, laboratorios, una escuela secundaria y tres escuelas primarias. Todos los profesores y alumnos viven aquí en la parroquia”, explica el padre Dominique.

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