Viernes 15 de noviembre de 2024

Misa por Mons. Radrizzani: Último adiós a un pastor sensible

  • 3 de septiembre, 2020
  • Mercedes (Buenos Aires) (AICA)
"Me ha impactado su sensibilidad y su pobreza. Son dos rasgos muy lindos de un pastor, de un hombre que fue aprendiendo en la escuela apostólica de Jesús", expresó su sucesor, monseñor Jorge Scheinig.
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El arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Jorge Eduardo Scheinig, presidió en la catedral local la misa por el eterno descanso de su antecesor en esta jurisdicción eclesiástica, monseñor Agustín Radrizzani SDB, quien falleció este miércoles como consecuencia del coronavirus.

“Hoy celebramos la pascua de un hombre que estuvo en la escuela apostólica de Jesús mucho tiempo”, destacó.

“Agustín fue un hombre que de chico entendió que su vida era una vida para Jesús, en ese Bernal, en su barrio lleno de vida salesiana, su papá, su mamá, su hermana religiosa salesiana. En el 2022, Agustín hubiera cumplido 50 años de sacerdote, pero estaba teniendo 29 años de obispo”, recordó, y agregó: “Es mucho tiempo en la escuela de Jesús, en la escuela apostólica, donde sin dudas fue aprendiendo a entregar la vida, porque en definitiva este es el aprendizaje más importante que el Señor nos invita a hacer cuando nos llama”.

El prelado aseguró que monseñor Radrizzani escuchó el llamado: “Vení, seguime” y consideró que “todos sus años de vida fueron para aprender el misterio de la entrega, de la Pascua. Y hay una intimidad de cada uno de nosotros en el Señor, que es muy personal y tiene esa riqueza de la amistad con el Señor y que está en la conciencia de Agustín y en esos diálogos que él a lo largo de la vida ha tenido con Jesús”.

“Pero también hay algo público porque la vida de cada uno de nosotros también se hace a base de testimonio. Eso que los apóstoles aprendieron de Jesús tenían que comunicarlo. Agustín, un hombre llamado a dar testimonio. El llamado es una misión y a través de su testimonio, hay cosas que fuimos descubriendo de su riqueza interior, de su entrega. Por eso muchas personas fueron descubriendo en él la riqueza de su entrega. Podríamos dar muchos testimonios. A lo largo del día fui escuchando distintas cosas, distintas miradas”, afirmó.

Monseñor Scheinig compartió dos cosas que, dijo, lo han impactado de la vida de antecesor en la arquidiócesis.

“A mí me ha impresionado su sensibilidad. Nosotros, los que compartimos con él y esto nos lo hemos contado algunas veces, nos impactaba una sensibilidad que muchas veces lo llevaba a conmoverse hasta las lágrimas. Cuando falleció papá, me llamó por teléfono conmovido hasta las lágrimas y mucho podríamos decir de esa sensibilidad que lo hacía muy humano, muy comprensivo de lo humano”, puntualizó.

“Tal vez una de las características de la sensibilidad es esa capacidad de comprender, de tener empatía con el otro, y por lo tanto de mucha cercanía. Agustín era un hombre cercano. Una sensibilidad exquisita que lo hacía entender, comprender  la vida del otro y acercarse. Y por eso podía ser padre y hermano. Esa capacidad de lo humano seguramente aprendida en sus años jóvenes de Don Bosco, Agustín un salesiano de pura cepa, le hacía tener esa delicadeza con lo humano”, añadió.

El prelado dijo además que también lo impactó “su pobreza, su austeridad de vida” y prosiguió: “Muy austero, yo conviví con él un par de años, un hombre de mucha austeridad, mucha pobreza. En la vida cotidiana, nada opulento, siempre en lo sencillo, oculto. Y esto lo hacía muy humilde, del ‘humus’, de la tierra. La pobreza, la austeridad, a uno lo va haciendo muy cercano a la tierra, y por eso al abajamiento, -a poder abajarse- y entonces ser muy oblativo, sacrificar la vida, tener capacidad de no solamente entregar la vida, sino entregarla sacrificadamente”.

“Porque uno puede entregar la vida de manera espectacular, pero hay una entrega que se hace en el silencio, en lo secreto, y eso a veces conlleva mucho sufrimiento y para hacerlo uno tiene que tener una enorme capacidad de dominio de sí mismo”, sostuvo.

“A mí me ha impactado la sensibilidad de Agustín y su pobreza y son dos rasgos muy lindos de un pastor, de un hombre que fue aprendiendo en la escuela apostólica de Jesús y por eso no dudo de que celebramos su Pascua. Una muerte muy austera, de esas que hoy estamos viviendo y que lo hace muy solidario a este tiempo”, completó.

Monseñor Scheinig invitó a rezar por la madre de monseñor Radrizzani, de 98 años, y expresó: “Lamentablemente no podemos estar con ella en este tiempo en el Hogar de Ancianos, pero sí podemos acompañarla con nuestra oración, porque va a ser un golpe muy duro para la mamá, que va a cumplir 98 años en diciembre, si Dios quiere. La muerte de una hija religiosa, la muerte de su hijo obispo, una mujer muy lúcida, con muchas dificultades físicas pero muy lúcida. Sin dudas va a ser un golpe grande, pero acompañémosla a Marina con nuestra oración sentida”.

“Los invito, queridas hermanas, queridos hermanos,  a rezar por Agustín, dando gracias por su entrega muy generosa, toda su vida entregada, hombre fiel al Señor y a su Iglesia, a Dios y a su pueblo. Demos gracias por Él, por su testimonio, por todo el bien que nos hizo a cada uno de nosotros. Los invito a hacer memoria de todo lo vivido con este pastor y a darle gracias a Dios”, concluyó.+

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