Viernes 15 de noviembre de 2024

El Papa se despidió de Canadá con un mensaje a los jóvenes inuits

  • 29 de julio, 2022
  • Quebec (Canadá) (AICA)
"Están hechos para volar alto", les dijo el pontífice en su último acto en tierras canadienses. Francisco les pidió que preserven su cultura y su historia y huyan de las "parodias de felicidad".
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El papa Francisco alentó este 29 de julio a los jóvenes canadienses a que no sean “rehenes de un teléfono”, y que por el contrario “caminen hacia lo alto, vayan cada día hacia la luz”, expresó el pontífice en el último acto de su visita a Canadá, en el encuentro que mantuvo con los jóvenes y ancianos, en la plazoleta de la escuela elemental de Iqaluit, ciudad de poco más de 7.000 habitantes situada en el territorio autónomo de Nunavut.

En su discurso instó a la juventud inuit a buscar su propio lugar en el mundo, escuchando las palabras sabias de sus mayores y comprometiéndose con el futuro del territorio. “Les deseo que, escuchando a los ancianos y recurriendo a la riqueza de sus tradiciones y libertad, abracen el Evangelio custodiado y transmitido por sus antepasados, y que encuentren el rostro Inuk de Jesucristo”, les pidió tras elogiar su cultura y su “hermosísimo lenguaje Inuktitut”.

Como en otras intervenciones anteriores en esta “peregrinación penitencial” a Canadá, el Santo Padre comenzó su alocución confesando “la indignación y la vergüenza que le acompañan desde hace meses por el dolor causado por las escuelas residenciales", que -recordó- separaron a los hijos de sus padres y causaron enormes sufrimientos.

“También hoy, también aquí, quisiera decirles que estoy muy apenado y quiero pedir perdón por el mal que cometieron no pocos católicos que esas escuelas contribuyeron a políticas de asimilación cultural y desvinculación”, dijo a su auditorio. Entre los presentes había algunas víctimas sobrevivientes de estos centros, con quienes el Pontífice se había encontrado momentos antes en un encuentro privado.

Tres consejos
Francisco utilizó elementos propios de la realidad esquimal para pedir a la juventud inuit que abrece su historia y su cultura y que se arriesgue. Así, por ejemplo, aludió al charrán, la golondrina del Ártico que, pese a los vientos adversos que le obligan a dar rodeos, siempre acaba llegando a su destino; o al “qulliq”, la lámpara tradicional de aceite que no solo da luz, sino también calor para aguantar los rigores del clima. Tampoco faltaron referencias al hockey sobre hielo, el deporte rey en Canadá, y a destacadas figuras femeninas de este deporte, como Sarah Nurse o Marie-Philip Poulin.

El Santo Padre dio tres consejos a la juventud inuit: el primero que no se deje arrastrar hacia abajo por quienes quieren hacerles creer que es mejor pensar en sí mismos y dedicarse solo a la diversión. “Amigo -les dijo en tono coloquial-, no estás hecho para “estar tirando”, para pasar las jornadas equilibrando deberes y placeres, sino para volar alto”.

El Papa les pidió también que sean “valientes” y no sigan “estelas luminosas que desaparecen fugazmente, fuegos artificiales que solo dejan humo”. “Son espejismos, parodias de felicidad”, afirmó citando palabras pronunciadas por san Juan Pablo II en la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Toronto en 2002.

Libertad
Francisco, asimismo, apeló a su libertad, “que no es hacer todo lo que me parece y me gusta, sino el don más grande que nuestro Padre celestial nos dio junto con la vida”. “Si quieres hacer feliz a Dios, este es el camino, elegir el bien. Ánimo hermano, ánimo hermana, toma las riendas de tu libertad, no tengas miedo de tomar decisiones fuertes, ¡ve cada día hacia la luz”, les pidió.

En una región en la que la vida está extremamente condicionada por los rigores del clima, el Santo Padre invitó a los jóvenes, por último, a “hacer equipo”, a formar grupos y a moverse. “No pueden pasar las jornadas, aislados, rehenes de un teléfono”, los exhortó.

» Texto completo del discurso

Despedida de Canadá
Tras este encuentro Francisco ya no regresó a la Canadá continental. Emprendió su viaje de regreso a Roma desde el aeropuerto de Iqaluit. El avión que llevó a Francisco de vuelta a Roma despegó a las 20.14 hora local tras una ceremonia de despedida a la que asistió la gobernadora general Mary Simon. Tras recorrer 5.667 kilómetros y volar durante unas 7 horas, la llegada a Roma está prevista para poco después de las nueve de la mañana hora de Roma del sábado 30. Durante el vuelo, el papa Francisco responderá a las preguntas de los periodistas en la habitual rueda de prensa a bordo.

Canadá, el 37º viaje apostólico de su pontificado, es el 56º país que visita Francisco. Fue un viaje muy deseado en cuyo centro estuvo el encuentro y el abrazo con los pueblos indígenas y la Iglesia local.+