Viernes 15 de noviembre de 2024

El Papa: los sacerdotes que se confiesan son "grandes perdonadores"

  • 7 de abril, 2022
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
"La tarea del confesor es perdonar, no torturar. Sean misericordiosos, grandes perdonadores, así los quiere la Iglesia", pidió el Santo Padre a la comunidad del Colegio Teutónico de Roma.
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“Sean ministros del sacramento de la Penitencia”, fue la invitación del papa Francisco dirigida a la comunidad del Pontificio Instituto Teutónico de Santa Maria dell'Anima, en Roma, recibidos este jueves 7 de abril en audiencia con motivo del 500 aniversario de la elección de Adriano VI, el penúltimo Papa del mundo germánico, sepultado en la Iglesia del Colegio. 

“Esto es importante”, añadió el pontífice fuera del texto: “La tarea del confesor es perdonar, no torturar. Sean misericordiosos, grandes perdonadores, así los quiere la Iglesia. Esto significa dedicar tiempo a escuchar las confesiones, y hacerlo bien, con amor, con sabiduría, con mucha misericordia”, explicó Francisco.

“Pero eso no es todo, -siguió explicando el Santo Padre-. Este ministerio comprende también la predicación, la catequesis, el acompañamiento espiritual; y requiere ante todo, como siempre, testimonio. Para ser un buen servidor del perdón de Cristo, un sacerdote debe saber perdonar a los demás; debe ser misericordioso en sus relaciones, ser hombre de paz, de comunión”. 

Francisco centró su discurso en la figura de su predecesor, Adriano VI, el penúltimo Papa del mundo germánico, que está enterrado en la misma iglesia del instituto de Santa Maria dell'Anima. 

"Preceptor del futuro emperador Carlos V y luego, después de haber realizado importantes tareas eclesiásticas y políticas, ascendió a los más altos cargos y fue creado cardenal en 1517", recordó Francisco. "Cuando le llegó la noticia de su elección como obispo de Roma, al principio dudó, pero por un sentido del deber finalmente aceptó”. 

Recordando su breve pontificado, que duró poco mas de un año, y durante el cual buscó, sobre todo, la reconciliación en la Iglesia y en el mundo, hizo presente el envío del nuncio Chieregati a la Dieta de Núremberg para reconciliar a Lutero y a sus seguidores con la Iglesia, cuando pidió expresamente perdón por los pecados de los prelados de la Curia romana. "¡Valiente! ¡Hoy tendría tanto trabajo!" añadió de improviso Francisco.

También hizo presente la labor del pontífice en el ámbito político, en el que superando muchas resistencias se esforzó por alcanzar un acuerdo entre las dos potencias vecinas, el rey Francisco I de Francia y el emperador Carlos V de Augsburgo, también para que juntos pudieran frenar los cada vez más amenazantes designios de conquista del ejército otomano. 

Lamentablemente, el papa Adriano, debido a su prematura muerte, no pudo concluir ninguno de estos proyectos. Sin embargo, su testimonio de trabajador intrépido e incansable por la fe, la justicia y la paz permanece vivo en la memoria de la Iglesia.

Con esta conmemoración el Santo Padre auspició a los miembros de la comunidad del Instituto Teutónico que el ejemplo de la vida y la obra del Papa Adriano los anime a crecer en su vocación de servidores de Cristo. 

Que el Señor los sostenga en su ministerio y los lleve a una fe cada vez más arraigada en su amor, vivida con alegría y dedicación.

En particular, pensando en su empeño por la promoción de la concordia y la reconciliación, los exhortó a seguir sus pasos especialmente en su condición de ministros del Sacramento de la Penitencia.+