El Año Nuevo chino desde un punto de vista cristiano
- 7 de febrero, 2024
- Guangzhou (China) (AICA)
El arzobispo de Guangzhou, monseñor Gan Junqiu, en su Carta Pastoral para esta Cuaresma, señala las analogías ocultas entre la Cuaresma y ese tiempo festivo.
El arzobispo de Guangzhou (República Popular China), monseñor Joseph Gan Junqiu, muestra, en su Carta Pastoral para la Cuaresma de 2024, cómo la visión cristiana puede disolver la aparente contradicción entre el carácter penitencial de ese tiempo litúrgico católico y el espíritu festivo del Año Nuevo chino.
Así lo consigna la Agencia Fides, al indicar que en este 2024, como sucede de vez en cuando, el inicio del tiempo de Cuaresma coincide con los festejos por el Año Nuevo, sincronía ligada al hecho de que ambos eventos están fijados según el calendario Lunar.
A primera vista entonces, los dos acontecimientos parecen contrapuestos: la Cuaresma es tiempo de ayuno, abstinencia y penitencia, mientras que el Año Nuevo chino es tiempo de celebración alegre. Sin embargo, monseñor Gan Junqiu expresa en su Carta -titulada “Oh Dios, crea en mí un corazón puro” (Sal 51,10)- que "en realidad, todas las acciones impulsadas por la intención de amar se dirigen en última instancia hacia Dios”.
De esa manera, prosigue, “al salir de la soledad de la vida urbana, dejamos atrás la lejanía de nuestros seres queridos y volvemos a casa, donde prevalece la alegría del reencuentro con la familia. Al mismo tiempo, podemos vivir la Liturgia de las Cenizas reconociendo que es una llamada del Padre eterno que se dirige a nosotros, una llamada a volver a casa”. Así, el arquidiocesano expone “cómo los cristianos podemos sumergirnos en el amor y el perdón de Dios en este tiempo de fiestas y reuniones familiares”.
Y, continuando con el paralelismo mencionado, señala que el Año Nuevo es una “despedida del pasado para dar la bienvenida al futuro”, al tiempo que, en el camino cristiano, la experiencia del perdón y el arrepentimiento por los propios pecados también es un “decir adiós al pasado” y un dirigirse con confianza hacia el tiempo venidero.
En el mismo sentido, recuerda que la Cuaresma es “el tiempo de preparación para la alegría de la Pascua” y que, por su parte, el tiempo del Año Nuevo chino “es una oportunidad de oro para testimoniar la fe católica a la familia y con ella”.
Efectivamente, afirma al respecto que se puede asistir “a la misa de Acción de Gracias en Nochevieja con nuestra familia, donde todos juntos podemos dar gracias a Dios por su protección y bendiciones en el año transcurrido, y pedir su bendición para la paz y la salud de nuestras familias y nuestro trabajo”. Y añade: “Al rezar y recibir los sacramentos junto con nuestros seres queridos, también podemos abrazar, en agradecimiento a Jesús, el ambiente festivo y de acción de gracias del Año Nuevo chino”.
Asimismo, indica que, de esa manera, “no sólo preservamos la singularidad de la fe católica permaneciendo plenamente inmersos en nuestra cultura tradicional, sino que podemos demostrar que la fe cristiana es un don que permanece siempre en nuestros corazones, en cualquier circunstancia”.
Finalmente, el arzobispo Gan Junqiu subraya que el Año Nuevo chino también “es un tiempo propicio para ocuparse de los demás”, empezando por los ancianos, los enfermos, los que están solos y los que tienen dificultades.+