El Papa Francisco habló en repetidas ocasiones sobre la difícil situación en Haití, instando al mundo a "nunca olvidar a nuestros hermanos y hermanas haitianos".
El convento de las Misioneras de la Caridad, ubicado en Bas Delmas (Puerto Príncipe), fue saqueado e incendiado por un grupo armado conocido como "Barbacoa".
La Conferencia Episcopal local se manifestó contra las deportaciones masivas desde la vecina República Dominicana, denunciando actos de violencia e injusticia contra ciudadanos haitianos.
Tras la masacre del 3 de octubre, Mons. Leroy Mésidor aseguró que "la gente está exhausta y le pide ayuda al Estado".