En la misa de clausura del Sínodo, el Papa trazó la identidad de la Iglesia sinodal: "una Iglesia permanente", que escucha el grito de la humanidad y no camina "según los criterios del mundo".
Como cierre de la Asamblea, los miembros sinodales leyeron y votaron el documento final, que se publicará como un texto único para orientar el rumbo de la Iglesia.
En su discurso final ante la Asamblea Sinodal, indicó que no emitirá, en este caso, la habitual carta postsinodal y que el Documento sirve de guía para la Iglesia y como símbolo de unidad y de misión.
Así lo expresaron representantes de Alemania, el Congo, Malasia y Camerún, que coincidieron en el deseo de volver a sus lugares de origen como "embajadores de la sinodalidad".