Martes 24 de diciembre de 2024

Misa de apertura del Sínodo: "Ser expertos en el arte del encuentro"

  • 10 de octubre, 2021
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Con una misa en la basílica de San Pedro, Francisco inició el Sínodo de la Sinodalidad, recomendando a obispos, religiosas, religiosos, laicos y a todos los bautizados tres acciones guía.
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El papa Francisco presidió esta mañana en la basílica de San Pedro la misa de apertura del Sínodo de Obispos sobre Sinodalidad, y aconsejó a los obispos presentes con tres verbos: "encontrar", "escuchar" y "discernir". Jesús “en primer lugar encontró en el camino al hombre rico, después escuchó sus preguntas y finalmente lo ayudó a discernir qué tenía que hacer para heredar la vida eterna”.

Guiándose con el Evangelio del día, el Santo Padre mencionó que “muchas veces los Evangelios nos presentan a Jesús ‘en camino’, acompañando al hombre en su marcha y escuchando las preguntas que pueblan e inquietan su corazón”. Una vez más, volvió a explicar que “hacer sínodo” significa: “Caminar juntos en la misma dirección”. 

Encontrar
El primer verbo que recomendó Francisco “se trata de una pregunta muy importante que exige atención, tiempo y disponibilidad”, indicó. Porque hay que “dejarse interpelar por la inquietud” del otro, ya que “un encuentro puede cambiar la vida”. Dirigiéndose a quienes comienzan el camino sinodal, les recomendó “ser expertos en el arte del encuentro”. Es decir, “no en organizar encuentros o en hacer una reflexión teórica de los problemas, sino tomarnos tiempo para estar con el Señor y favorecer el encuentro entre nosotros. Un tiempo para dar espacio a la oración, a la adoración, a lo que el Espíritu quiere decir a la Iglesia; para enfocarnos en el rostro y la palabra del otro, encontrarnos cara a cara, dejarnos alcanzar por las preguntas de las hermanas y los hermanos”.

Escuchar
Seguidamente los animó a “no tener miedo de escuchar con el corazón y no sólo con los oídos”, porque “cuando escuchamos con el corazón el otro se siente acogido, no juzgado, libre para contar la propia experiencia de vida y el propio camino espiritual”, porque “un verdadero encuentro sólo nace de la escucha. Jesús se puso a escuchar la pregunta de aquel hombre y su inquietud religiosa y existencial. No dio una respuesta formal, no ofreció una solución prefabricada, no fingió responder con amabilidad sólo para librarse de él y continuar su camino. Lo escuchó.”

El Papa preguntó a la Iglesia, comenzando este itinerario sinodal: “¿Cómo estamos con la escucha? ¿Cómo va “el oído” de nuestro corazón? ¿Permitimos a las personas que se expresen, que caminen en la fe aun cuando tengan recorridos de vida difíciles, que contribuyan a la vida de la comunidad sin que se les pongan trabas, sin que sean rechazadas o juzgadas?” 

“Hacer sínodo es ponerse en el mismo camino del Verbo hecho hombre, es seguir sus huellas, escuchar su Palabra junto a las palabras de los demás”. Hoy el Espíritu nos pide “que nos pongamos a la escucha de las preguntas, de los afanes, de las esperanzas de cada Iglesia, de cada pueblo y nación. Y también a la escucha del mundo, de los desafíos y los cambios que nos pone delante. No insonoricemos el corazón, no nos blindemos de nuestras certezas. Escuchémonos”.

Discernir
Al definir el tercer verbo, Francisco expresó: “Jesús intuye que el hombre que tiene delante es bueno, religioso y practica los mandamientos, pero quiere conducirlo más allá de la simple observancia de los preceptos. En el diálogo, lo ayuda a discernir. Le propone que mire su interior, a la luz del amor con el que Él mismo, mirándolo, lo ama, y que con esta luz discierna a qué está apegado verdaderamente su corazón”.

“El encuentro” y “la escucha recíproca” no son algo que acaba en sí mismo, que deja las cosas tal como están, al contrario, “cuando entramos en diálogo, iniciamos el debate y el camino, y al final no somos los mismos de antes, hemos cambiado”.

Antes de concluir, el Pontífice manifestó su deseo de "que este sínodo sea como un camino de discernimiento espiritual”, que no sea una “convención eclesial, una conferencia de estudios, un congreso político o un parlamento, sino un acontecimiento de gracia, un proceso de sanación guiado por el Espíritu Santo”.+

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