"Verdad y justicia", pide el patriarca maronita a un año de la tragedia de Beirut
- 5 de agosto, 2021
- Beirut (Líbano) (AICA)
El Card. Béchara Boutros Raï, patriarca de la Iglesia maronita celebró una misa en la zona del puerto, donde el 4 de julio de 2020 una aterradora explosión mató a más de 200 personas e hirió a 6.500.
“Verdad de los hechos, justicia para los responsables y solidaridad para las víctimas”, pidió el cardenal Béchara Boutros Raï, patriarca de la Iglesia maronita durante la misa celebrada ayer, en la zona del puerto de Beirut (Líbano), donde el 4 de julio de 2020 una aterradora explosión mató a más de 200 personas e hirió a 6.500.
La detonación rasgó las tejas de las casas tradicionales, derribó muros de arenisca, transformó puertas y marcos de ventanas en bastones y fragmentos de vidrio en disparos de ametralladora, cuchillas y dagas. Miles de familias perdieron sus hogares y se han visto obligadas a trasladarse. Los hospitales, escuelas e iglesias también resultaron gravemente dañados por la explosión, que se escuchó a kilómetros de distancia.
La Eucaristía celebrada por el patriarca maronita se realizó en el lugar de la explosión, a las 17.50, hora exacta de la tragedia, se guardó un minuto de silencio, seguido del sonido de las campanas y la llamada a la oración musulmana y a continuación se leyeron los nombres de las víctimas uno por uno.
A la ceremonia asistieron dignatarios musulmanes y drusos, pero no estuvieron presentes representantes políticos o diplomáticos.
La celebración eucarística contó con la presencia del nuncio apostólico en el Líbano, monseñor Josef Spiteri, 25 obispos, 150 sacerdotes y 1.200 civiles participantes, familiares de las víctimas, heridos o mutilados por la explosión o que hayan perdido sus pertenencias. Solo estuvieron presentes algunas ONG involucradas en la reconstrucción, así como periodistas.
La ceremonia -transmitida por la televisión libanesa- estuvo organizada por el grupo de sacerdotes “Iglesia por el Líbano”, que desde hace un año trabaja a tiempo completo con las familias de las víctimas y mártires.
Verdad y justicia
“En las calamidades y catástrofes, sólo Dios es el consuelo y la esperanza” y en esta perspectiva, el cardenal Béchara Raï en su homilía aseguró que “las palabras del papa Francisco al final de la audiencia general de ayer vinieron de manera especial a curar las heridas de las familias de las víctimas, de los heridos y de todos los libaneses”.
Pero además del consuelo el purpurado libanés afirmó con firmeza que “estamos aquí para exigir verdad y justicia”.
“La tierra seguirá temblando en este lugar hasta que sepamos la verdad sobre lo ocurrido en el puerto de Beirut. El Estado debe la verdad no sólo a las familias de las víctimas, a los heridos y a los afectados, sino a todos los libaneses”, afirma, y pide a los organismos competentes que aclaren las circunstancias y la cadena de responsabilidades que condujeron a la terrible explosión de nitrato de amonio que se comió un trozo, un tercio de Beirut.
“Damos testimonio de la unidad de cristianos y musulmanes en la fidelidad al Líbano”, dijo en un momento dado el cardenal Béchara Raï, “Estamos aquí para lanzar un llamamiento a los dirigentes políticos: adelante, establezcan inmediatamente un gobierno de reforma y de salvación”.
Y “estamos aquí -continúa- para lanzar un llamamiento a los países del mundo: ¡El Líbano les grita, sálvenlo!”. Y agradeció a la Conferencia de Donantes de París que ayer recaudó 370 millones de dólares para el Líbano.
Frente a la “masacre del alma de un pueblo”, que “mediante el poder de la oración” puede encontrar alivio, es justo que la justicia y la verdad sigan su curso.
El patriarca de los Maronitas apela enérgicamente a la conciencia de los políticos libaneses, amonestando e instando. “No queremos luchar más, no queremos más guerras”, dice, sino que -y el discurso se amplía para abarcar las esperanzas de generaciones- “declaramos nuestra lealtad a Beirut reconstruyéndola: con su belleza y su patrimonio”, con su arte y sus edificios, sus iglesias y sus mezquitas, “con sus flores y sus árboles, con los rasgos más destacados de su civilización y su cultura”.
“Si la moral se mantiene intacta y alta, todo Beirut podría reconstruirse sin demasiados problemas”, dice el cardenal Béchara Raï. “En las grandes tragedias y catástrofes, el tiempo deja de ser cronológico. Los días se convierten en años, y los años en eternidad. Pero para Dios, el tiempo es infinito. Dios nos mira con su misericordia, abraza a nuestras víctimas y las une con la ternura de su corazón y las luces de su gloria”.
Y termina el cardenal Béchara Raï con las palabras del Apocalipsis, que suenan como una invitación a la confianza para cada libanés de los miles que escuchan: “Enjugará toda lágrima de sus ojos: ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor. Porque el viejo mundo ha pasado”.+