Mons. Faifer fue trasladado al hospital Austral y le envió un mensaje a la comunidad
- 25 de marzo, 2024
- Goya (Corrientes) (AICA)
El obispo emérito de Goya fue llevado a ese nosocomio, ubicado en el partido bonaerense de Pilar, donde se le realizarán estudios de alta complejidad en función de una posible intervención quirúrgica.
Luego de permanecer internado en el sanatorio San Roque de Curuzú Cuatiá desde el viernes 8 de marzo por una descompensación, el sábado al mediodía el obispo emérito de Goya, monseñor Ricardo Faifer, fue trasladado en un avión sanitario desde esa ciudad correntina hasta el aeropuerto de San Fernando, provincia de Buenos Aires y, desde allí, en ambulancia hasta el hospital Austral, para recibir una atención con equipamientos de mayor complejidad en función de una posible intervención quirúrgica.
A mediados de semana, el prelado sintió una mejoría que permitió que, en el centro sanitario curuzucuateño, decidieran pasarlo de terapia Intensiva a una sala común. De buen ánimo, pese a su delicado estado de salud, el prelado escribió una carta a la comunidad con motivo de la Semana Santa y como saludo pascual.
Queridos hermanos y hermanas. Me uno al saludo que todos los años envía monseñor Adolfo (Canecín) a las comunidades con motivo de la Pascua.
Este año, mi saludo pascual será desde la experiencia que el Señor me ha invitado a vivir con su visita en esta Cuaresma.
Durante el retiro espiritual sentí fuerte el llamado a seguir a Cristo pobre y humillado.
Con la enfermedad, he vivido más de cerca la participación en la muerte de Jesús para poder participar en su resurrección.
Agradezco la fraternidad de los Obispos, especialmente, del NEA.
Agradezco a los buenos hermanos curas y diáconos, y me siento reconocido grandemente al cuerpo médico y a las enfermeras y enfermeros del Sanatorio San Roque de Curuzú.
Agradezco a los donantes, que con su sangre me dieron vida.
También agradezco al cuerpo médico y personal del Hospital de Solari.
Agradezco a todo el Pueblo de Dios todo lo que ha rezado por mí.
Hoy sinceramente les digo de corazón: ¡Gracias. Muchas gracias!
Tenemos la certeza de que Cristo mismo les agradece por mi intermedio.
Mis queridos hermanos y hermanas, lo que les dije en otra ocasión: “Nunca me he sentido solo”.
Me he sentido desbordado de afecto, de cariño, de respeto… es hermosa la fraternidad, no sólo declamada, sino vivida.
Si el Señor me concede la gracia de seguir viviendo, que sea para servir. Para servir en el ministerio de la intercesión por nuestra querida diócesis, ampliando el horizonte a toda otra necesidad de la Iglesia.
Me refugio en el hueco de las manos de nuestra tierna Madre de Itatí.
Que me sostenga mi querido san José, esposo de la bienaventurada Virgen María.
Que con Santa Teresita pueda llegar al amor por el camino de la confianza.
Pido la intercesión del Santo Cura Brochero y de Mamá Antula.
¡Feliz Pascua!
Un abrazo y bendición.+