TerraFutura: el Papa habla de ecología integral con Carlo Petrini fundador de "Slow Food"
- 8 de septiembre, 2020
- Roma (Italia) (AICA)
De los encuentros entre el pontífice y el gastrónomo italiano nació "TerraFutura, libro que saldrá a la luz mañana.
El miércoles 9 de septiembre saldrá a la luz “TerraFutura. Diálogos con el papa Francisco sobre la ecología integral”, publicado por Giunti-Slow Food Editore, producto de los encuentros entre el pontífice y el gastrónomo italiano y escritor, Carlos Petrini, fundador de “Slow Food” y promotor de la red internacional de ecologistas “Terra Madre”.
En los encuentros con Petrini, el papa Francisco narra su “conversión ecológica”: desde la incomprensión, en Aparecida 2007, de la insistencia de los obispos brasileños en la defensa de la Amazonia, hasta la preparación de la encíclica “Laudato sí”.
Ambos unidos por raíces piamontesas comunes, destaca la nota de Vatican News, el Papa, de 83 años y el agnóstico, ex comunista y gastrónomo de 71, se reunieron por primera vez por intermedio del obispo de Rieti, monseñor Domenico Pompili, con quien Petrini creó las Comunidades de Laudato si’ “para dar piernas” a lo que Francisco propone en su encíclica”.
Monseñor Pompili, que firma el prefacio, recuerda que Francisco y Petrini, “se interesan por la Tierra y su futuro” y que de su confrontación surgen los caminos “para una ecología que deje de ser una bandera y se convierta en una elección”. El punto de partida es el pensamiento del papa Francisco, que impresiona al agnóstico Petrini desde la decisión de hacer el primer viaje del pontífice a Lampedusa, “como signo de solidaridad con los migrantes”.
En el primer diálogo, el 30 de mayo de 2018, tres años después de la publicación de la encíclica, que el invitado Carlo describe como “un poder extraordinario”, que “cambió el escenario del discurso ecológico y social”, Francisco habla de la génesis de Laudato si'. Recuerda que es el fruto del trabajo de muchas personas, científicos, teólogos y filósofos, que “me ayudaron mucho a aclarar”, y que con su material trabajaron “en la composición final del texto”.
Y explica que comprendió por primera vez “la centralidad” del documento y “su importancia para los temas que trataba”, a finales de noviembre de 2014, al reunirse con la entonces ministra francesa de Medioambiente, Ségòlene Royal, en su visita al Parlamento Europeo en Estrasburgo. Quien, según el Papa, mostró “mucho interés” en el texto, del que sólo se conocía la referencia “a los temas de la casa común y la justicia social”. “Es muy importante”, dijo el ministro al pontífice, prediciendo que sería “de gran impacto, lo esperamos mucho”.
Hasta entonces, confiesa el papa Francisco a Petrini, “No sabía que causaría tanto revuelo".
Allí me di cuenta de que la expectativa crecía y que se esperaba una voz fuerte en esta dirección. Luego fue bien recibido: después de su lanzamiento, vi que la mayoría de la gente, de los que se preocupan por el bien de la humanidad, lo leyeron y lo apreciaron, lo usaron, lo comentaron, lo citaron. Creo que fue casi universalmente aceptado
La “conversión ecológica” de Jorge Mario Bergoglio
Francisco -continúa Vatican News- confiesa que “fue un largo proceso”, iniciado en 2007 en Aparecida (Brasil), donde como cardenal arzobispo de Buenos Aires fue presidente de la comisión para la redacción del documento final de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Recuerda bien “haber sentido molestia” por la actitud de los obispos brasileños que en cada ocasión “hablaban de los grandes problemas de la Amazonia”, de sus “implicaciones ambientales y sociales”, y “no comprendían esta urgencia e insistencia”. Y sin embargo, hubo continuas solicitudes, también de colombianos y ecuatorianos, para incluir estos temas en el documento final. Desde entonces, comenta el pontífice, “ha pasado mucho tiempo, y he cambiado completamente la percepción del problema ambiental.
Al principio yo tampoco entendía estos temas. Luego, cuando empecé a estudiar me di cuenta, me quité el velo. Creo que es correcto dar a todos tiempo para entender. Al mismo tiempo, sin embargo, también debemos apresurarnos a cambiar nuestros paradigmas si queremos tener un futuro
Una encíclica para todos
Si, Petrini señala que todavía le resulta difícil construir puentes de diálogo entre el mundo “creyente” y el “secular”, Francisco subraya que “Laudato si' es un punto común de ambas partes, porque fue escrito para todos”. El diálogo, dice el escritor, “no es una opción moral”, sino “un método real”. Y el Papa añade que “es un método sobre todo humano”. No se trata, reitera, “de aplanar las diferencias y los conflictos, sino al contrario, de exaltarlos y al mismo tiempo superarlos para un bien mayor”.
Cambiar nosotros primero
Al leer la encíclica, el fundador de “Slow Food” quedó fascinado por el valor que se da a las “buenas prácticas individuales” para “generar un cambio virtuoso”. El cambio empieza por nosotros, confirma Francisco, recordando que “el vicio del párroco es apagar la luz, siempre”, porque debe “guardar las ofrendas para usarlas con caridad”. Y en cambio, señala, la tercera partida de gastos de las familias del mundo, después de la comida y la ropa, es el cuidado del cuerpo, la belleza y la cirugía estética, y la cuarta son las mascotas. “La educación no aparece”, se queja, por lo que “es difícil hablar de un nuevo enfoque ecológico y una nueva armonía con el medio ambiente”.
Hay que luchar contra el egoísmo, el pensamiento de que yo exploto a la Madre Tierra porque la Madre Tierra es grande y debe darme lo que quiero, punto. Es un pensamiento completamente enfermo, sólo puede llevarnos al colapso
No es una encíclica ambientalista, sino social
Es aquí donde el papa Francisco vuelve al concepto de ecología integral, para explicar que “Laudato si' no es una encíclica verde, no es un texto ambientalista. Es más bien una encíclica social”. Debido a que nosotros los hombres, “somos los primeros en ser parte de la ecología”, el hombre y el medio ambiente no son separables.
La biodiversidad es rezar a Dios con la propia cultura
El invitado también recuerda el gran valor que la encíclica da a la biodiversidad, y el Papa deja claro que “es el patrimonio que nos permite vivir en este planeta”, una riqueza inestimable, “pero nosotros con nuestro modelo productivo y económico, la destruimos como si no nos interesara”. La Amazonia es la fuente de la biodiversidad: a Carlo, que le recordó el discurso que pronunció en Puerto Maldonado y el valor reconocido de la espiritualidad y la cultura de los pueblos indígenas, Francisco le habló de “inculturación”.
Todos podemos rezar de la misma manera, pero esto destruye la biodiversidad humana, que es sobre todo cultural. ¡No! ¡Cada uno reza según su propia cultura! Y celebrar los sacramentos según la propia cultura: en la Iglesia hay más de veinticinco ritos litúrgicos diferentes, que nacieron en diferentes culturas
Llevar el Evangelio al mundo significa inculturarlo
El pontífice recuerda las críticas recibidas por su afirmación “necesitamos una Iglesia amazónica” y luego la escandalosa crítica a Matteo Ricci, el misionero jesuita que quiso “inculturar” el Evangelio en China, “aceptando también algunos rituales chinos”. “La Iglesia no lo entendió – explica con decepción – cerrando las puertas al Evangelio en China”.
“Benedicto XVI, un revolucionario”
El primer diálogo termina con Carlo Petrini que alaba a los Misioneros de la Consolata y su testimonio del Evangelio a través de un hospital para los indios Yanomani, en la Amazonia brasileña, sin hacer proselitismo, y el papa Francisco que recuerda cómo fue Benedicto XVI, en Aparecida, quien afirmó que “la Iglesia crece no por el proselitismo sino por la atracción, es decir, por el testimonio”, condenando así el proselitismo.
Así que me enfado cuando dicen que Benedicto es un conservador, ¡Benedicto era un revolucionario! En tantas cosas que hizo, en tantas cosas que dijo, era un revolucionario
Hacia el Sínodo Panamazónico
La segunda reunión tuvo lugar el 2 de julio de 2019, cuando faltaban tres meses para el Sínodo de Obispos para la Amazonia. El padre de “Slow Food”, que en esa ocasión recibirá una invitación para asistir a la asamblea como auditor, pregunta al Papa qué espera, y Francisco responde: “Que tenga un impacto perturbador. Porque “es necesario encender discusiones fértiles y fructíferas”, “para poner en circulación energías e ideas”. Él niega que esté organizado para “permitir que los sacerdotes amazónicos se casen”.
Obispos y expertos de todo el mundo, y representantes de la Amazonia, explica, discutirán “los grandes temas de nuestro día”: “el medio ambiente, la biodiversidad, la inculturación, las relaciones sociales, la migración, la equidad y la igualdad”.
El pontífice revela que también quiso “invitar a algunos sacerdotes y obispos un poco conservadores”, porque “si no hay opiniones diferentes el debate es estéril y se corre el riesgo de no dar ningún paso adelante”. Hay necesidad, explica, “del pensamiento y los recursos de todos”.
Los grandes temas a discutir, recuerda el papa Francisco, son todos tratados en la Laudato si’. Esto no es ambientalismo, que, por muy noble que sea, no es suficiente. De lo que estamos hablando aquí es de qué modelo de coexistencia y futuro tenemos y cómo construirlo: está en juego la enorme cuestión de la justicia social que, incluso hoy en día, en el mundo interconectado y aparentemente próspero en el que vivimos, está lejos de alcanzarse
Petrini pregunta al Papa cómo ve el movimiento juvenil nacido de la sueca Greta Thunberg. “Me interesa la reacción de los jóvenes – explica Francisco– así como el futuro, deben tomar el presente”. Son conscientes de que esta civilización y este modelo les están dejando sólo las migajas y que si no actúan ahora corren el riesgo de encontrarse en problemas
El diálogo pasó después a la cuestión de los migrantes y a las críticas que recibe el pontífice por su compromiso con la recepción e integración de los migrantes.
En estos tiempos el populismo es fuerte, lo cual es la manera más conveniente de evitar el surgimiento del popularismo, la verdadera alma del pueblo. El populismo no tiene nada que ver con el pueblo, al contrario, oprime su alma, enjaula su espíritu más positivo y noble. Además, una corriente de egoísmo que duele y debe ser rechazada con caridad y bondad. Hoy las prioridades han cambiado. Queremos viajar primero, queremos comprar una casa, tenemos que hacer otras cosas que en la cultura actual son más importantes y tienen prioridad. ¿Qué nos espera en el futuro? Sin niños y sin migración, ¿qué nos espera?, interrogó el pontífice.
Reflexiones sobre la pandemia
La última reunión en la Casa Santa Marta entre el papa Francisco y Carlo Petrini tuvo lugar el 9 de julio de 2020, y del Sínodo Panamazónico pasaron a la pandemia de Covid-19.
El Papa recuerda que la humanidad está “pisoteada por este virus y por tantos virus que hemos hecho crecer”, “virus injustos: una economía de mercado salvaje, una violenta injusticia social”.
Para encontrar la esperanza, para salir mejor de esta crisis, miremos a los suburbios, es su invitación, “donde el futuro está en juego”. Descentralizando.
Una política que diga jamás a una economía de mercado salvaje, jamás a la mística de las finanzas a las que no se puede aferrar porque son aire. Una nueva forma de entender la economía, un nuevo protagonismo del pueblo
El invitado le recuerda que todos “desean un cambio”, después de la pandemia, por desgracia, hay una tendencia a volver “a los mismos valores de antes”.
Es cierto que algunos están trabajando en este regreso. ¡Pero debemos preparar algo más! ¡La alternativa! Y ganar con esta alternativa. Sí, porque mucha gente se prepara con tres pinceladas de pintura para decir “¡Ah, todo ha cambiado!”, pero en cambio nada ha cambiado
Estamos a mitad de camino, las reacciones más fuertes, explica, provienen “de una concepción de liberalismo económico”, similar a la “del cristianismo de la Teología de la Prosperidad”. Esa no es la manera. De hecho, el camino es el de la Teología de la Pobreza”
El cierre estuvo dedicado a la educación. El pontífice recuerda que uno de sus “grandes maestros de filosofía” dijo que “si un hombre no puede jugar con los niños, no es maduro”. Y que él, como confesor, siempre preguntaba a sus padres: “Pero, ¿juegas con tus hijos?”.
¡Esa es la verdadera poesía! Si un padre no es poeta, no sabrá educar bien a su hijo, pero con esta poesía de la gratuidad, sí” (VaticanNews). +