"Sólo el perdón abre la puerta del mañana", dijo el Papa a víctimas de la violencia
- 1 de febrero, 2023
- Kinshasa (República Democrática del Congo) (AICA)
En marco de visita a la República Democrática del Congo, Francisco mantuvo un encuentro en la nunciatura de Kinshasa con las victimas de la violencia en el este del país.
“Sólo el perdón abre la puerta al mañana, porque abre la puerta a una nueva justicia que, sin olvidar, desquicia el círculo vicioso de la venganza”, exclamó el papa Francisco este martes 1 de febrero durante el encuentro que mantuvo, en la nunciatura apostólica de Kinshasa, con las víctimas de la violencia que azota el este de la República Democrática del Congo (RDC), donde los asesinatos, mutilaciones o secuestros están a la orden del día.
“Reconciliarse es generar el mañana: es creer en el futuro más que quedarse anclado en el pasado; es apostar por la paz en lugar de resignarse a la guerra; es escapar de la prisión de las propias razones para abrirse a los demás y saborear juntos la libertad”, dijo el Papa.
Asimismo, el pontífice invitó a la esperanza, que “tiene un manantial y este manantial tiene un nombre, que quiero proclamar aquí con ustedes: ¡Jesús! Jesús: con él el mal ya no tiene la última palabra sobre la vida; con Él, que hizo de una tumba -el final del trayecto humano-, el comienzo de una nueva historia. Siempre se abren nuevas posibilidades. Con Él cada tumba puede transformarse en cuna, cada prueba en un jardín de Pascua. Con Jesús nace y renace la esperanza: para los que han sufrido el mal y también para los que lo han cometido”.
La esperanza, para el Papa, es también "un derecho a conquistar, sembrándolo cada día, con paciencia. "Para conquistar los frutos esperados, hay que trabajar con el mismo espíritu de los palmicultores, pensando en las generaciones futuras y no de resultados inmediatos”.
¡Ya es suficiente!
Francisco se pronunció luego de escuchar cuatro relatos crudos y desgarradores de víctimas de abuso físico y mental en la guerra que golpea el este del país. En un denso discurso, el obispo de Roma se unió al dolor del pueblo juzgado, dirigiéndose con firmeza a las “entidades” que trabajan en esta guerra. "Ya es suficiente", dijo Francisco.
El Santo Padre lamentó que esta situación crítica que viven los ciudadanos de lugares como Bunia, Beni-Butembo, Goma, Masisi, Rutshuru, Bukavu o Uvira. Están olvidados completamente por los medios de comunicación internacionales, pese a ser “rehenes por la arbitrariedad del más fuerte, por el que posee las armas más potentes, armas que siguen circulando”, señaló.
En este sentido, el obispo de Roma hizo hincapié en la cercanía hacia su gente: “Sus lágrimas son mis lágrimas, su dolor es mi dolor. A cada familia en luto o desplazada a causa de poblaciones incendiadas y otros crímenes de guerra, a los sobrevivientes de agresiones sexuales, a cada niño y adulto herido, les digo: estoy con ustedes, quisiera traerles la caricia de Dios. Su mirada tierna y compasiva se posa sobre ustedes. Mientras los violentos los tratan como objetos, el Padre que está en los cielos mira su dignidad y le dice a cada uno: «Tú eres de gran precio a mis ojos, porque eres valioso, y yo te amo»”, precisó.
Una insaciable avidez de materias primas y de dinero
El Santo Padre calificó de vergonzoso tanta inseguridad, violencia y guerra que golpean trágicamente a tanta gente, “alimentadas no sólo por fuerzas externas, sino también internas, por intereses y para obtener ventajas”.
El Papa recordó que estos conflictos obligaron a millones de personas a abandonar sus hogares y proyectos de vida, lo que a su vez deriva en un deterioro del tejido socioeconómico del país africano: “Es la guerra desatada por una insaciable avidez de materias primas y de dinero, que alimenta una economía armada, la cual exige inestabilidad y corrupción. Qué escándalo y qué hipocresía: la gente es agredida y asesinada, mientras los negocios que causan violencia y muerte siguen prosperando”, alertó.
Por ello, pidió a quienes se están enriqueciendo por medio de la explotación ilegal de los bienes del Congo, que “escuchen el grito de su sangre, presten atención a la voz de Dios, que los llama a la conversión y escuchen la voz de su conciencia: hagan callar las armas, pongan fin a la guerra. ¡Basta! ¡Basta de enriquecerse a costa de los más débiles, basta de enriquecerse con recursos y dinero manchado de sangre!”, exhortó.
“Predicar el odio es una blasfemia”
Al hilo de esta petición, Francisco instó al pueblo congolense a que no se dejen seducir “por personas o grupos que incitan a la violencia en su nombre”, y recuerda que Dios pide paz y no guerra: “Predicar el odio es una blasfemia, y el odio siempre corroe el corazón del hombre. El que vive de la violencia, en efecto, nunca vive bien; piensa que salva su vida y, en cambio, es devorado por un torbellino de mal que, llevándolo a combatir a los hermanos y a las hermanas con los que ha crecido y vivido durante años, lo mata por dentro”, argumentó.
Francisco pidió además al pueblo del Congo que no se resigne a la violencia y al mal, para así combatir el desaliento y la desconfianza “que llevan a creer que es mejor recelar de todos, vivir separados y distantes, en vez de darse la mano y caminar juntos”.
“Nuevamente, en nombre de Dios, reitero la invitación para que cuantos viven en la República Democrática del Congo no bajen los brazos, sino que se esfuercen por construir un mundo mejor. Un futuro de paz no caerá del cielo, pero será posible si se destierra de los corazones el fatalismo resignado y el miedo de involucrarse con los demás”, considera el Papa.
Por último, el pontífice pidió a los ciudadanos del país africano iniciar un proceso de reconciliación repudiando las guerras y obviando las diferencias: “Hagan como los árboles, que absorben contaminación y devuelven oxígeno. Responder al mal con el bien, al odio con el amor, a la división con la reconciliación. La fe lleva consigo una nueva idea de justicia, que no se conforma con castigar y renunciar a la venganza, sino que quiere reconciliar, desactivar nuevos conflictos, extinguir el odio, perdonar”, subrayó.+