Sesenta años después de su martirio, los misioneros javerianos, asesinados durante la rebelión mulelista contra el gobierno congoleño, fueron proclamados beatos.
La violencia en Kivu del Norte obligó a 1,2 millones de personas a huir de sus hogares, provocando un mayor deterioro en el contexto de la crisis humanitaria que ya venía padeciendo el país africano.
Mediante un telegrama, el pontífice condenó el "cobarde" hecho, perpetrado en la conflictiva zona este del Congo, y lo caratuló como un "acto de odio ciego".
Desde la arquidiócesis emitieron un comunicado expresando su desconcierto ante el hecho. Se encuentran a la espera de una aclaración por parte de la jerarquía militar.