Segunda Asamblea Sinodal en la arquidiócesis de La Plata
- 2 de mayo, 2022
- La Plata (Buenos Aires) (AICA)
El arzobispo de La Plata, Mons. Víctor Fernández, recordó que cuando uno "permanece en Cristo, unido a Él, y recibe su sabia, entonces crece, crece" y la necesidad de ser discípulos misioneros.
Con la presencia de diferentes representantes de las distintas parroquias y agrupaciones, la arquidiócesis de La Plata tuvo su Segunda Asamblea arquidiocesana el pasado sábado 30 de abril en la Catedral, en la que el arzobispo platense, monseñor Víctor Manuel Fernández invitó a los presentes a seguir caminando juntos como comunidad.
En la celebración, que inició con un fragmento del Evangelio de Juan 15, ‘Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador… Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes’, monseñor Fernández se preguntó por qué será que Jesús insiste ‘permanezcan en mí. “Porque es muy fácil irse, abandonarlo. Podemos estar físicamente en la Iglesia, pero el corazón se nos va detrás de otros dioses, y nos atrapan las vanidades, los rencores, las obsesiones, los criterios y la violencia del mundo”, sostuvo.
Asimismo, añadió que “es muy fácil irse de su presencia santa” pero “en realidad la mejor oración sería vivir en su presencia, cada momento, cada cosa, estar en una íntima comunicación permanente. Y adorarlo, y tener ganas de adorarlo”.
“Él insiste: ‘permanezcan en mí’. Nos pide que no salgamos de ese ámbito de vida y de luz. Y nos insiste porque nos ama, y sabe bien que sólo en él encontramos paz, fortaleza, calma, orientación, ternura”, agregó.
Monseñor Fernández también dijo que “hoy no es fácil permanecer” porque “vivimos en el culto a lo nuevo, estamos como enfermos necesitando siempre algún cambio, todo parece provisorio y fugaz".
"Hoy elijo una cosa y mañana otra. Los matrimonios duran poco, los amigos se van cambiando como quien cambia de ropa. Las noticias que nos meten en el celular nos cambian el estado de ánimo a cada rato y todo pasa. Todo es fragmentado y la vida se parte en mil pedacitos sin sentido. Vamos saltando de una cosa a la otra y nada nos cautiva definitivamente”, graficó.
Pero, continuó, “en realidad sólo él es estable, su amor es una roca firme”, instando entonces a permanecer en Jesús, “abrázate fuerte y no dejes que se te escape en ese río imparable y cruel de este mundo. Todo pasa pero él permanece. Es amor que no se agota, belleza que no pasa de moda, fuerza que perdura, amistad que no abandona. Permanecé en Él”.
Pero “permanecer es crecer hasta dar fruto. No es quedarse siempre igual. Cuando uno permanece en Cristo, unido a Él, y recibe su sabia, entonces crece, crece. Recuerdan que la tercera línea pastoral de la arquidiócesis es crecer juntos hacia la santidad”, subrayó, al tiempo que remarcó que “para seguir siendo misioneros, necesitamos estar siempre aferrados a él recibiendo su vida. Es una experiencia ante todo, la experiencia de él, de su cariño, de su poder, de su presencia, y a esa experiencia hay que renovarla día tras días para nos separarnos de Él”.
Y al mismo tiempo, dijo, “sólo se puede permanecer en él y crecer, si comunicamos, si damos, si somos misioneros. Pero damos ante todo a partir de una experiencia que se manifiesta, que se comunica, que es inevitable compartir". “La catequesis debe provocar y renovar esa experiencia, nuestras reuniones deben provocar y renovar esa experiencia, nuestras tareas apostólicas deben provocar y renovar esa experiencia”, exclamó.
Finalmente, señaló que “por eso hemos venido a reunirnos hoy aquí como comunidad arquidiocesana, y sabemos que esta comunión le da mayor poder a nuestra oración. “Hemos venido hoy a pedirle que renueve a nuestras comunidades en el fervor, en la santidad y en la fuerza misionera. Queremos más, y el Señor quiere más, y el mundo aunque no lo reconozca quiere más” reflexionó, pidiendo invocar entonces al Espíritu Santo, "para que se derrame en su pueblo aquí reunido. Jesús, que se abra esa fuente de la gracia, que se abra tu pecho y se derrame en cada uno de nosotros el fuego del Espíritu”, añadió.
Mons. Fernández expresó que “estas asambleas diocesanas son pasos que nos permiten ir avanzando juntos” y mencionó que “en la anterior asamblea también se insistió en la posibilidad de hacer misiones uniéndose parroquias vecinas y decanatos con algún acto en un lugar público del barrio”. Ahora, en esta Asamblea, “hemos pedido opiniones para mejorar esas misiones y también para mejorar nuestras celebraciones”
En la jornada se recogieron además algunas propuestas de miembros del Consejo de pastoral, instituido por el Arzobispo como resultado de lo que arrojó la primera asamblea. “Los miembros de ese consejo son personas que tienen distintas experiencias evangelizadoras y nos pueden dar brevemente algunas sugerencias”, remarcó el arzobispo.
En ese sentido se escuchó al matrimonio Sturlece sobre los grupos misioneros y al matrimonio Gartxo sobre la pastoral de la escucha.
La conclusión de la celebración fue un acto de amor a María “que nos va a acompañar y ayudar para este camino de comunión misionera”, dijo monseñor Fernández, quien explicó que es la imagen original de la Virgen de Luján, una copia perfecta de la verdadera imagen que se quedó en Luján y “a ella le traemos con todo cariño nuestras flores”.
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