Jueves 14 de noviembre de 2024

'Sean semillas de reconciliación y paz', alentó el Papa a los jóvenes rusos

  • 26 de agosto, 2023
  • San Petersburgo (Rusia) (AICA)
El pontífice mantuvo una videollamada con los participantes del X Encuentro Nacional de los jóvenes católicos rusos, en curso en San Petersburgo.
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El Papa Francisco interactuó, este viernes 25 de agosto, de forma remota y durante poco más de una hora, con cerca de 400 jóvenes participantes del X Encuentro Nacional de Jóvenes Católicos de Rusia (Vserossijskaja Vstreca Molodëzi), realizado en San Petersburgo siguiendo la estela de la JMJ de Portugal, a la que sólo pudieron asistir 18 jóvenes rusos, en un contexto tan difícil como el que ha generado la invasión rusa a Ucrania.

Las jornadas comenzaron el 23 de agosto y concluirán el domingo 27, y las actividades programadas para los chicos y chicas siguen un esquema muy similar al de una JMJ, con catequesis, sacramentos, momentos de reflexión y también de fiesta y celebración. Y como en la JMJ, los 400 participantes en estos días de encuentro contaron también con la presencia del Santo Padre, aunque de forma virtual.

En los saludos introductorios, el arzobispo de la Madre de Dios de Moscú, Paolo Pezzi, destacó cómo la comunicación con el Papa proporciona una alegría especial y una experiencia de unidad con la Iglesia universal. 

Por su parte, desde la basílica católica de Santa Catalina de Alejandría, en San Petersburgo, los jóvenes se conectaron mediante videollamada con el pontífice, quien les dirigió un mensaje y también respondió a algunas de sus preguntas. Por ejemplo, una joven le planteó cómo la diplomacia puede actuar para resolver el conflicto en Ucrania. El pontífice respondió indicando que la diplomacia transita por un camino “donde la unidad es superior al conflicto”. 

“La verdadera diplomacia -explicó el Papa- no teme meterse en los conflictos, pero no los acentúa. Se trata de comprender la posición del otro y también de limitar los errores. La diplomacia no es fácil. Los buenos diplomáticos hacen mucho bien a la humanidad. No es un trabajo fácil, pero sí muy fructífero. Y esto tanto en la situación de Ucrania como en la de otros países. La diplomacia siempre construye, no destruye”, concluyó Francisco su respuesta a esa pregunta.

Como recordó a los jóvenes de todo el mundo durante la JMJ en Lisboa, a los muchachos rusos les ha repetido también que la Iglesia no es “una aduana donde se selecciona quién entra y quién no” y que “Dios llama a cada uno por su nombre”, porque “Dios no va al montón. Dios va del tú a tú”. En su discurso, pronunciado en español, también les recomendó escuchar y dialogar con sus abuelos y con las personas mayores.

Francisco, además, respondió a una duda sobre una realidad frecuente en Rusia, la de los matrimonios mixtos entre católicos y ortodoxos. En respuesta a la pregunta de una joven, explicó que cada cónyuge tiene que seguir su propia tradición, “sin forzar las cosas”: “Conozco matrimonios que son así: no solo entre católicos y ortodoxos, sino también entre cristianos de otras confesiones. Y siguen adelante con buena voluntad, porque aman al Señor. Es importante la sinceridad, ante todo hacia el Señor”.

Sustituir los miedos por sueños
Dirigiéndose a los jóvenes rusos, tras escuchar algunos testimonios, el Papa retomó tres ideas en torno al lema de la JMJ de Lisboa -"María se levantó y se fue deprisa" (Lc 1,39)-, para que puedan, dijo, seguir trabajándolas.

“Deseo para ustedes, jóvenes rusos, la vocación de ser artesanos de la paz en medio de tantos conflictos, en medio de tantas polarizaciones que hay de todos lados, que acechan nuestro mundo. Los invito a ser sembradores de semillas, de semillas de reconciliación, pequeñas semillas que, en este invierno de guerra, no brotarán por el momento en la tierra helada, pero en una primavera futura van a florecer. Como dije en Lisboa: tengan la valentía de sustituir los miedos por los sueños. Sustituyan los miedos por los sueños. No sean administradores de miedos, sino emprendedores de sueños. ¡Dense el lujo de soñar a la grande!”

Francisco retomó el episodio del encuentro entre María e Isabel. Recuerda que el Señor llama por el nombre, ante los talentos que tenemos, ante nuestros méritos, "ante nuestras tinieblas y heridas". Recordó que estas dos mujeres "se convierten en testigos de la fuerza transformadora de Dios", y rememoró la prisa de María por contagiar su alegría.

“Cuando Dios llama, no podemos quedarnos sentados. Levantarnos y con prisa, porque el mundo, el hermano, el que sufre, el que está al lado y no conoce la esperanza de Dios, necesita recibirlo, necesita recibir la alegría de Dios. Me levanto con prisa para llevar la alegría de Dios”.

El amor de Dios es para todos
El Papa destacó en su discurso que "el amor de Dios es para todos y la Iglesia es de todos”, y exhortó a recordar el Evangelio donde se narra la invitación del dueño del banquete en la encrucijada , para llevar el Evangelio a todos: “Esto quería decir Jesús: todos, todos, todos”

“La Iglesia es una madre amorosa, porque es la casa de los amados y es la casa de los llamados. ¡Cuántas heridas, cuánta desesperanza se pueden curar donde uno se pueda sentir recibido! Y la Iglesia nos recibe. Por eso, sueño con una Iglesia donde ninguno sobra, donde ninguno está de más. Por favor, que la Iglesia no sea una “aduana” para seleccionar a quiénes entran y a quiénes no. No, todos, todos. La entrada es libre. Y después, que cada uno sienta la invitación de Jesús a seguirlo, a ver cómo está delante de Dios; y, para este viaje, están las enseñanzas y los Sacramentos”.

Jóvenes y mayores se abren a los demás
También aquí el Papa retomó la idea, que le es tan querida, del diálogo entre jóvenes y ancianos y la importancia del traspaso de experiencias que debe producirse. Y volvió al encuentro entre María e Isabel, que es una expresión de ese sueño. Nos invita a ser "constructores de puentes entre generaciones, reconociendo los sueños" de los predecesores, de los abuelos. "La alianza entre generaciones mantiene viva la historia y la cultura de un pueblo". Insiste en la importancia de ser "signo de esperanza, signo paz y alegría, como María". Imitando su humildad, "ustedes también", dijo, "pueden cambiar la historia en la que viven".

“Así, los ancianos sueñan con tantas cosas: la democracia, la unidad de las naciones; los jóvenes profetizan, son llamados a ser artesanos del ambiente y de la paz. Isabel, con la sabiduría de los años -era vieja-, fortalece a María, que era joven y estaba llena de gracia, guiada por el Espíritu”.

Los jóvenes participantes proceden de las cuatro diócesis católicas de Rusia y han estado acompañados por los cinco obispos de la Conferencia Episcopal Rusa y sus catequistas y sacerdotes. Los católicos, en la Federación Rusa, representan menos del 1% de la población total y, con motivo de la invasión de Ucrania, su número se ha reducido sensiblemente por la salida del país de personas católicas extranjeras.+