Santa María de la Armonía: 60 años uniendo "lo eterno y lo temporal"
- 15 de septiembre, 2021
- Buenos Aires (AICA)
El casco de la antigua estancia La Armonía, fue adquirida por el padre Etcheverry Boneo en 1961, con el objeto de plasmar allí sus proyectos religiosos, culturales y artísticos.
El casco de la antigua estancia La Armonía, hoy Santa María de la Armonía, perteneciente originalmente a la familia Cobo Unzué, fue adquirida por el padre Etcheverry Boneo en 1961 gracias a una donación, con el objeto de plasmar allí sus proyectos religiosos, culturales y artísticos.
“El 2 de septiembre se celebraron 60 años de la entrega de Santa María de la Armonía al Siervo de Dios Luis María Etcheverry Boneo. La compró con una donación para hacer del casco de la antigua estancia un lugar donde se pudiera amasar lo eterno y lo temporal, tanto en el ámbito del pensamiento –con la colaboración de filósofos, teólogos, artistas y científicos que desarrollaran en común sus disciplinas–, como a través de iniciativas culturales y espirituales concretadas en encuentros, campus musicales, conciertos, espectáculos de luz y sonido, proyectos educativos, retiros, convivencias y misiones rurales”, compartió con AICA la presidenta de las Servidoras, Cristina Benedit.
Rodeada de una arboleda magnífica y un parque de gran belleza cuyo diseño está atribuido al famoso paisajista francés Carlos Tays y a orillas del arroyo Los Cueros se encuentra la casa principal.
La Fundación Cultural Argentina creada por el padre Luis María Etcheverry, adquirió el casco, más 370 hectáreas con los fondos de una donación realizada por la “servidora” Emilia Zubizarreta. A partir de entonces y hasta la muerte del sacerdote en 1971, la fundación desarrolló infinidad de actividades culturales, educativas y espirituales.
En 1987, se retomó el perfil cultural de la entidad, gracias a los esfuerzos de las Servidoras, hijas espirituales del Siervo de Dios.
Entre las propuestas que se realizan, se encuentran periódicas jornadas entre científicos, profesores y hombres del saber y la cultura del país y del exterior.
Asimismo, se realizan actividades musicales, conciertos, seminarios y anualmente un Campus de Música de Cámara y Música Coral, y el espectáculo de luz y sonido “Navidad junto al Lago” distinguido en 1993 con una mención “Estrella de Mar”.
Todas las actividades que se desarrollan en la estancia tienen por fin el sostenimiento de este bello lugar, pues la Fundación Cultural Argentina, no cuenta con ningún tipo de subvención externa.
Con la impronta sacerdotal del Padre Etcheverry Boneo
“Podríamos decir que Santa María de la Armonía significó para el Siervo de Dios lo que Ars al Santo Cura, Asís a San Francisco o Villa Brochero al querido santo argentino. En el lugar está la mejor presencia e impronta sacerdotal del Siervo de Dios”, destacó Benedit a AICA.
Y agregó: “La sacramentalizó para que mostrara a los hombres que el mundo es casa de Dios porque casa del Padre donde nos relacionamos con nuestros hermanos - también sus hijos- para construir la tierra mirando el cielo”.
La presidenta de las Servidoras, otra obra del Siervo de Dios, destacó que el padre Etcheverry Boneo “puso a la Virgen como madre y patrona de todo el lugar. Hizo de Santa María de la Armonía un lugar que acerca a Belén y Nazaret y también Betania”.
“Un lugar -acotó- donde se encontraron y formaron familias renovadas en su misión y muchos descubrieron que habían sido llamados para cosas grandes, acogió a personas de todos los niveles culturales, algunas de fama y éxito. Allí estuvo cercano también a las personas más sencillas, sus homilías para ellos y enseñó siempre a valorar la importancia de lo pequeño y de lo grande. Recibió a personas mayores y ancianos. Dialogó como amigo con jóvenes y les mostró horizontes amplios pero alcanzables, concretos”.
Benedit destacó, que en la Armonía, “también está el sello del confesor y director espiritual que orientó las personas a la santidad, del hombre de Iglesia que abrió nuevos escenarios de acción cultural a laicos, consagrados, Servidoras, sacerdotes o futuros sacerdotes y religiosos, para que actuaran en el mundo y en el país según el llamado de Dios a cada uno”.
“Una fecha de memoria agradecida a Dios Nuestro Señor por los dones recibidos a través del Siervo de Dios Padre Luis María Etcheverry Boneo”, concluyó la servidora.
Heredera de una larga historia
La historia del predio donde se encuentra Santa María de la Armonía se monta al año 1819, cuando Don Pedro de Alcántara Capdevilla, dueño de una estancia en Quilmes, solicitó al Director Supremo del Estado que se le concediera 30 leguas de campo desierto al sur de Buenos Aires, con el fin de poblarla y ayudar al ejército en la defensa contra el indio. Dichas tierras limitaban por el noroeste con Pablo José de Ezeyza, al sudeste con el océano y por los otros rumbos con la pampa.
Los cambios políticos ocurridos entre 1820 y 1823 dejaron sin efecto la donación. En 1823 Capdevilla solicitó entonces una concesión por enfiteusis del mismo terreno, que le fue otorgada en abril de 1826.
Desde la muerte de Capdevilla la estancia pasó por varios dueños: Ladislao Martínez, José G. Lezama, José Coelho de Meyrelles, Patricio Peralta Ramos quien en 1861 vendió “La Armonía” con casi 17 mil hectáreas a Don Manuel José Cobo y su esposa Clara Ocampo, quien plantó la gran arboleda que existe y gestionó la instalación de la estación ferroviaria.
Su hijo Héctor Cobo se casó con Josefina Unzué y perfeccionó la obra de su padre.
Fue la personalidad de sus dueños y el encanto de la época, principios del siglo XX, lo que hizo de ese lugar una ideal residencia veraniega por donde pasaron personajes tan ilustres como Marcelo T. de Alvear, el Príncipe de Gales, el Infante Fernando de Baviera, los generales Bartolomé Mitre y Julio A. Roca, el presidente Roque S. Peña y señora.
Entre las figuras del ambiente cultural se destacan Victoria Ocampo y Hugo Wast.
El caserío está emplazado junto al arroyo Los Cueros, el que se puede cruzar por un pintoresco puente estilo oriental. El lago artificial que se formó con la construcción de una represa que autoabastecía de electricidad, refleja la magnífica arboleda con detalles decorativos realizados por un especialista francés.
A pocos metros se levanta la casa principal de estilo “normando” que data de 1904, una remodelación de la casa anterior, cuyo proyecto se atribuye al famoso arquitecto Alejandro Christohessen.
A la muerte de Josefina Unzué los herederos venden la totalidad de sus bienes incluido el campo.
Más información en www.campusmusical.org.ar.+