"Salgan al encuentro del otro, eviten fosilizarse", pidió el Papa a los jóvenes
- 26 de noviembre, 2021
- Ciudad del Vaticano (AICA)
El pontífice se reunió con unos 50 jóvenes entre 16 y 27 años, de 41 países de los 5 continentes, organizado por la Fundación Scholas Occurrentes.
El papa Francisco alentó a los jóvenes a no perder "esa capacidad de encuentro con el otro", de lo contrario, corremos el riesgo de fosilizarnos, dijo el pontífice en el encuentro -organizado por la Fundación Scholas Occurrentes- que mantuvo en la tarde del jueves 25 de noviembre con unos 50 jóvenes de 41 países de los 5 continentes en el Pontificio Colegio Internacional Maria Mater Ecclesiae, de Roma.
Estuvieron representados: Alemania, Argentina, Brasil, Colombia, Cuba, Dinamarca, Canadá, España, Ecuador, Haití, Indonesia, Italia, Irak, Liberia, India, Guatemala, Egipto, Japón, Irlanda, Israel, México, Mozambique, Panamá, Paraguay, Portugal, Polonia, Reino Unido, Estados Unidos, República Dominicana, Sudáfrica, Nigeria, Uruguay, Ruanda, Australia, Emiratos Árabes Unidos, Venezuela, Vietnam, Kenia y Zimbabwe.
En un ambiente de diálogo y fraternidad, el Santo Padre contestó una serie de preguntas en las que reflexionó sobre la crisis migratoria y la grave situación de los refugiados en los "campos de concentración" a lo largo de la costa libanesa, a la vez que pidió acabar con la violencia contra las mujeres, que son "vendidas como mercancías".
“Salgan al encuentro del otro -animó Francisco a los jóvenes-, de lo contrario el alma se fosiliza, el corazón se fosiliza, y caemos en lo socialmente correcto, que son gestos o almidonados o duros sin originalidad. Y cuando no hay originalidad es como calmar la sed con agua destilada. Pruébenlo, no tiene gusto a nada”
Para luchar contra esto, el Papa propuso el camino de la creatividad, que es lo que te impulsa: "La creatividad es un riesgo, pero una comunidad sin creatividad es una máscara como esta, todos tienen uniformada no solo la cara, sino uniformado el corazón".
"Y donde se apagan los sentimientos -añadió el Santo Padre- se apagan las emociones interiores, se hace lo que está mandado, se hace lo que está preceptuado, se hace lo que socialmente hacen todos, y entonces perdés tu personalidad".
Los jóvenes -de entre 16 y 27 años- provenían de diferentes orígenes socioeconómicos, refugiados, estudiantes de universidades de prestigio y jóvenes excluidos del sistema educativo y según informaron los promotores de la iniciativa, pertenecen a diferentes culturas y religiones: judía, musulmana, cristiana, hindú, budista, agnóstica y otras.
Ante la presencia de los directores mundiales de Scholas, José María del Corral y Enrique Palmeyro, el pontífice compartió con los jóvenes canciones y testimonios, y una representación teatral, en la que los jóvenes, ataviados con máscaras blancas con rayas de colores, simbolizaron "el dolor" que aflige a la juventud actual.
También estuvo presente el Ministro de Educación italiano, Patrizio Bianchi.
Refugiados y Trata de personas
Después de haber escuchado el duro testimonio de Austen, un joven refugiado de Ruanda que huyó con su familia tras el genocidio de 1994, hasta llegar al Congo y que ahora es acogido por la red de Scholas Occurrentes, Francisco lanzó conmovido, una nueva denuncia sobre el drama de los refugiados, "víctimas del descarte y la indiferencia", que sigue extendiéndose ante los ojos de todos:
“La condición de refugiado, siempre indica que vos saliste de un lugar que era tuyo, tu patria, y te pusiste en camino por alguna necesidad. Tus padres vivieron ese horroroso genocidio de Ruanda, y vos desde el Congo viviste la necesidad de escapar, de salir digamos de una tragedia, de una prisión, de algo que no te dejaba vivir como hombre libre. Los refugiados que arriesgan su vida escapando (y la arriesgan en el Mediterráneo, en el Mar Egeo, en el Atlántico camino a las Canarias) esos refugiados tienen una sola obsesión: salir”
Asimismo, el pontífice denunció la terrible situación que viven las personas que tuvieron que escapar de sus países buscando refugio y fueron a parar en lo que podemos llamar "campos de concentración" presentes en tantas partes del mundo y en concreto, en las costas de Libia, donde los refugiados son capturados, torturados y explotados por las mafias, que a su vez venden a las mujeres como si fueran mercancías.
"Ustedes que son mujeres -dijo Francisco a las jóvenes presentes- ¿se imaginan lo que es que las vendan como mercadería? Eso sucede hoy con chicas como ustedes”.
“Cuando hablamos de refugiados no hablemos de cifras, hablamos de hermanos y hermanas nuestras que tuvieron que escapar y algunos no pudieron. Son los traficantes los mismos que los embarcan y después los reciben cuando son devueltos. Es un momento muy duro, ser refugiado es caminar sin suelo seguro, caminar sin saber hacia dónde", aseveró el Santo Padre.
En este contexto, el Papa los exhortó a salir al encuentro de estas personas que sufren, dejando de lado el propio egoísmo y a no caer en la psicología de la indiferencia.
“La vida de un refugiado es muy dura, subrayó Francisco. Es vivir en la calle, pero no en tu calle, sino en la calle de la vida donde te ignoran, te pisotean, te tratan como la nada. Por eso, tenemos que abrir nuestro corazón a la vida de los refugiados. No son personas que vinieron a hacer turismo a otro país, ni escaparon por razones comerciales, sino que han escapado para vivir, arriesgando sus vidas para vivir”.
Con esto -puntualizó el pontífice- no quiero decir que se torturen, sino que reflexionen, piensen en sus hermanos, en sus hermanas y se pregunten; ¿Qué me puede dar a mí la vida de un refugiado? ¿Qué ejemplo me puede dar?
Finalmente, el Papa se despidió de todos impartiéndoles su bendición apostólica y animándolos a aprender a "escapar de las prisiones" que nos van presentando los hábitos sociales ya determinados, a escapar de lo que es "socialmente correcto".
El papa Francisco concluyó aconsejando a los jóvenes a no tapar sus sentimientos: "A veces te van aprisionando con conductas que te van almidonando, que te van impidiendo los sentimientos. Yo pregunto a cada uno de los jóvenes: ¿Vos, tus sentimientos, los dejás crecer para discernirlos después o los tapás? Si vos tapás tus sentimientos van a explotar, y explotarán mal, en las conductas sociales que estamos viendo todos los días. En cambio, si vos dejás salir tus sentimientos, tenés la obligación de discernirlos y confrontarlos. Así es como se madura", concluyó.
Los jóvenes que participan del Encuentro seguirán hasta el 28 de noviembre, compartiendo las diferentes experiencias que vivieron hasta hoy durante la pandemia y las lecciones aprendidas en sus distintas comunidades.
Cincuenta de estos jóvenes iniciarán un año de formación humana y política inspirado en la encíclica Fratelli tutti con el objetivo de "generar una respuesta acorde con los tiempos e inclusiva de las periferias geográficas y sociales".
Participarán de las jornadas, especialistas sobre los nuevos desafíos de la política digital, la democracia directa, las nuevas economías, el impacto de las criptomonedas y la importancia de la conexión entre el mundo virtual y el real.+