Preocupación en Mercedes-Luján por la emergencia hídrica
- 29 de noviembre, 2022
- Mercedes (Buenos Aires) (AICA)
Mediante una carta, la Pastoral Social de la arquidiócesis llamó a tomar una "conciencia movilizadora, un compromiso y acciones concretas ante una realidad que nos desafía como pueblo".
El equipo de la Pastoral Social de la arquidiócesis de Mercedes-Luján expresó, a través de una carta, su solidaridad en relación con la emergencia hídrica declarada a nivel nacional. "Ante la sequía histórica que afecta a nuestro pueblo y que amenaza seriamente dejar sin agua a miles de familias de los barrios populares; y teniendo muy presente la invitación que nos hace el papa Francisco a escuchar ‘el grito de la tierra y el grito de los pobres’...”, comienza el texto.
En esa línea, desde la Pastoral señalaron: “Creemos que se nos presenta la oportunidad para una profunda toma de conciencia, un mayor compromiso y acciones concretas en favor de todos”. “Necesitamos tomar conciencia de la gravedad que esta situación presenta. Una conciencia movilizadora que haga realidad en nosotros un camino fraterno, solidario con todos y especialmente con los más pobres, los más vulnerables, los que más necesitan de nuestra atención y cuidado”, se continuó.
Asimismo, se expresó el deseo de que, a partir de esa toma de conciencia, “nazca en nosotros un deseo de comprometernos con esta y muchas otras situaciones, en las que la realidad nos desafía como pueblo a un esfuerzo comunitario que nos transforme en protagonistas", en lugar de quedar como meros espectadores.
Además, se explicó que dentro de este camino de compromiso es muy importante el protagonismo que asuman los jóvenes, ya que ellos “tienen una especial disposición hacia la solidaridad, el encuentro con el pobre, el débil y con quienes sufren". Al mismo tiempo, se agregó que los jóvenes “son muy capaces de acompañar, contener y transformar”.
Por otra parte, se explicó en la carta que “este compromiso se expresa en acciones concretas: no malgastar el agua, usarla de manera razonable y justa, no considerarlo un bien individual que lleve a derrocharla caprichosamente, sino entender que es un bien de todos, para todos, que a nadie debería faltarle, con las consecuencias que eso trae. Compartir el agua. Es fundamental entender la dinámica del cuidado, de acompañarnos, de la atención amante a la que también nos invita Francisco”.
Se expresó también el deseo de unidad, a través de la oración perseverante en la casa de María de Lujan, Madre de los pobres.:“Ella es un modelo de cuidado y nos enseña a vivir la fraternidad como camino de encuentro”.
La Pastoral recordó que “necesitamos superar la sequía, con la ayuda del buen Dios y con el esfuerzo solidario de todos, para que todos tengan agua y todo lo necesario para una vida digna, y que nos dé la fuerza y mucha esperanza para trabajar unidos por el bien común”.
Finalmente, recordando el inicio de los preparativos para celebrar una nueva Navidad, desearon que, “todos y juntos, podamos recibir al Niño Dios con un corazón capaz de recibirlo a Él y a cada persona vecina nuestra y, muy especialmente, a las más frágiles y necesitadas”.+
Texto completo de la carta:
En solidaridad con la emergencia hídrica declarada ante esta sequía histórica, que ya afecta a nuestro pueblo y que amenaza seriamente dejar sin agua a miles de familias de los barrios populares; y teniendo muy presente la invitación que nos hace el Papa Francisco a escuchar “el grito de la tierra y el grito de los pobres”, creemos que se nos presenta la oportunidad para una: “profunda toma de conciencia”, “un mayor compromiso” y “acciones concretas en favor de todos”.
Necesitamos tomar conciencia de la gravedad que esta situación presenta. Una conciencia movilizadora, que haga realidad en nosotros un camino fraterno, solidario con todos y especialmente con los más pobres, los más vulnerables, los que más necesitan de nuestra atención y cuidado.
Que de esa toma de conciencia nazca en nosotros un deseo de comprometernos con esta y muchas otras situaciones, en las que la realidad nos desafía como pueblo a un esfuerzo comunitario que nos transforme en protagonistas y no en meros espectadores. En este camino de compromiso, invitamos especialmente a los jóvenes. Ustedes tienen una especial disposición hacia la solidaridad, el encuentro con el pobre, el débil y con quienes sufren. Ustedes son muy capaces de acompañar, contener y transformar.
Este compromiso se expresa en acciones concretas: no malgastar el agua, usarla de manera razonable y justa, no considerarlo un bien individual que lleve a derrocharla caprichosamente, sino entender que es un bien de todos, para todos, que a nadie debería faltarle, con las consecuencias que eso trae. Compartir el agua. Es fundamental entender la dinámica del cuidado, de acompañarnos, de la atención amante a la que también nos invita Francisco.
Invitamos a ponernos todos en oración perseverante en la casa de María de Lujan, Madre de los pobres. Ella es un modelo de cuidado y nos enseña a vivir la fraternidad como camino de encuentro.
Necesitamos superar la sequía, con la ayuda del Buen Dios y con el esfuerzo solidario de todos, para que todos tengan agua y todo lo necesario para una vida digna y que Él nos dé la fuerza y mucha esperanza para trabajar unidos por el bien común.
Empezamos a prepararnos para celebrar una Nueva Navidad. Que todos y juntos podamos recibir al Niño Dios con un corazón capaz de recibirlo a Él y a cada persona vecina nuestra, y muy especialmente a las más frágiles y necesitadas.