Prejuicios anticatólicos de la Comisión Real Australiana
- 23 de junio, 2020
- Washington (Estados Unidos) (AICA)
Un escritor estadounidense denunció que las acusaciones de la Comisión Real Australiana al cardenal Pell, ya exonerado de una condena injusta, demuestran ideas preconcebidas contra la Iglesia católica
Bajo el título "Comisión Real Australiana ¿sin imparcialidad?", el escritor católico George Weigel, miembro importante del Centro de Ética y Políticas Públicas de Washington, escribió un artículo de opinión en la revista "First Things", en el que analiza las acusaciones de la Comisión Real Australiana en contra del cardenal Pell. En su opinión, las acusaciones permiten notar los prejuicios y malas interpretaciones de las que adolece la Comisión, ya que no existen pruebas que sustenten las conclusiones.
El escritor Weigel comentó su perspectiva desde la máxima latina “quidquid recipitur ad modum recipientis recipitur”, frase que se traduce por “lo que se recibe se recibe de acuerdo con el modo del receptor”. Es decir, “a menudo percibimos las cosas no como son, sino por lo que somos”, explicó.
En el caso de la Comisión Real Australiana, su denuncia de supuestas omisiones del cardenal Pell está influenciada por una agresiva campaña mediática en contra del purpurado. El cardenal Pell se ganó enemigos por su defensa de la doctrina católica y sus opiniones contra corriente en temas como el cambio climático o la revolución sexual. Pese a ser criticado y amenazado, el purpurado no alteró nunca su discurso para agradar a los grupos de presión.
“Las comisiones reales no operan según las reglas de evidencia de un tribunal penal”, recordó Weigel. “Su integridad no depende de una buena práctica judicial, sino de la imparcialidad de los comisionados y su personal. Esa imparcialidad no fue evidente en la forma en que la Comisión Real trató al cardenal Pell en sus audiencias o en su informe”.
Difamación contra el cardenal Pell
La Comisión Real permitió que en sus audiencias se lanzaran acusaciones sin fundamento y gravemente escandalosas contra el cardenal. Aunque después se demostró su falsedad, las acusaciones fueron hechas en público, afectando gravemente el buen nombre del purpurado. “La Comisión se negó a creer las declaraciones juramentadas del cardenal Pell (respaldadas por el testimonio juramentado de otros) de que no sabía nada sobre las depredaciones de Ridsdale (un sacerdote abusador)”, denunció Wiegel.
En el caso de un exsacerdote, Paul Bongiorno, no se le acusó de encubrimiento porque afirmó no recordar haber recibido una denuncia. El motivo de este acercamiento diferente podría estar relacionado a que este exsacerdote se convirtió en una figura mediática políticamente correcta. A pesar de ser autor del primer programa diocesano en Australia sobre abuso y haber ejercido firme disciplina contra más de dos docenas de sacerdotes culpables de abuso bajo su autoridad, es la figura de la Iglesia más acusada en el país.
“Como dijo el cardenal Pell, la Iglesia australiana se comportó vergonzosamente durante décadas al tratar con abusadores clericales”, concluyó el escritor. “Sin embargo, Pell, el primer obispo australiano en abordar esa situación escandalosa con fuerza, fue el chivo expiatorio de la Comisión Real por los graves fracasos de otros obispos. ¿Por qué? Medite sobre esa máxima latina una vez más”.+