Viernes 15 de noviembre de 2024

Papa: En los monasterios está la fuerza que lleva adelante la misión

  • 26 de abril, 2023
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
"El corazón de las monjas y de los monjes es como una antena que capta lo que sucede en el mundo y así reza intercediendo", dijo Francisco en la audiencia general.
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Las monjas y los monjes “son la verdadera fuerza que saca adelante al pueblo de Dios, son un poco como una reserva que tenemos en la Iglesia”, dijo el papa Francisco dirigiéndose a los fieles durante la audiencia general de este miércoles celebrada en la Plaza de San Pedro.

Continuando el ciclo de catequesis sobre los testigos del celo apostólico, después de reflexionar sobre los ejemplos ofrecidos por san Pablo y los mártires, Francisco invitó a mirar el testimonio de monjas y monjes, "hermanos y hermanas que renuncian a sí mismos y al mundo para imitar a Jesús", por el camino de la pobreza, de la castidad, de la obediencia y de interceder en favor de todos”.

“Podríamos preguntarnos -observó- ¿cómo las personas que viven en los monasterios pueden ayudar al anuncio del Evangelio? ¿No harían mejor en poner su energía en la misión, saliendo y predicando fuera del monasterio? En realidad -respondió el pontífice- los monjes son el corazón palpitante del anuncio: su oración es oxígeno para todos los miembros del Cuerpo de Cristo, es la fuerza invisible que sostiene la misión”. 

El pontífice mencionó la figura de santa Teresa del Niño Jesús, no en vano proclamada patrona de las misiones. Describiendo su vocación escribió: “Comprendí que sólo el amor impulsa a los miembros de la Iglesia a la acción y que, si este amor se extinguiera, los apóstoles ya no anunciarían el Evangelio, los mártires ya no derramarían su sangre. Comprendí y supe que el amor abraza en sí mismo todas las vocaciones. Entonces con gran alegría y éxtasis de alma grité: en el corazón de la Iglesia, madre mía, seré el amor”.

Este amor abraza al mundo, traduciéndose precisamente en la oración de intercesión. En este sentido recordó la "solidaridad universal" de la que habló san Gregorio de Narek, monje armenio que vivió hacia el año 1000 y doctor de la Iglesia. 

“Nos dejó un libro de oraciones -recordó Francisco- en el que se ha vertido la fe del pueblo armenio, el primero en abrazar el cristianismo; un pueblo que, aferrado a la cruz de Cristo, ha sufrido tanto a lo largo de la historia”.

En las comunidades de monjas y monjes -prosiguió el pontífice de manera improvisada- “existe esta solidaridad universal: todo lo que sucede en el mundo encuentra un lugar en sus corazones y rezan. El corazón de los monjes es como una antena que capta lo que sucede en el mundo y por eso reza intercediendo por ello. Así viven en unión con el Señor y con todos”.

“Voluntariamente asumí todas las faltas, desde las del primer padre hasta las del último de sus descendientes”, escribió Gregorio de Narek. “Estos son los grandes evangelizadores -comentó el Papa-. Con la palabra y el ejemplo, con la intercesión y el trabajo diario soy puente para todas las personas y pecados”.

"Los monjes -agregó- también lloran con lágrimas, por sus pecados y por los pecados del mundo. Rezan e interceden con las manos y el corazón en alto. De ahí la costumbre de las personas cuando se encuentran con un hombre o una mujer consagrados para decir: ruega por mí. Porque sabe bien que allí hay una oración de intercesión. 

"Nos hará bien -concluyó Francisco- visitar algunos monasterios, porque allí sus manos están siempre ocupadas con el trabajo y la oración. Que el Señor nos dé siempre nuevos monasterios, monjes y monjas que con su intercesión lleven adelante a la Iglesia”.

Finalmente, como cada semana, durante los saludos a los fieles, el pontífice los invitó a “no olvidarse de orar por la atormentada Ucrania”.+