Francisco alentó a dejarse 'renovar y fortalecer por el Espíritu Santo'
- 30 de octubre, 2024
- Ciudad del Vaticano (AICA)
En la audiencia general semanal, en la Plaza de San Pedro, Francisco continuó con sus reflexiones sobre la Tercera Persona, animando a los fieles a "llevar sus dones en todo lo que hacemos".
"En este inminente Año Jubilar, dejémonos renovar y fortalecer por el Espíritu Santo y llevemos sus dones en todo lo que hacemos": el Papa Francisco ofreció estas palabras de aliento a los fieles reunidos hoy en la Plaza de San Pedro, durante la audiencia general semanal.
Continuando su serie de catequesis sobre el Espíritu Santo en la vida de la Iglesia, el Papa se centró en el don del Espíritu, recibido en el sacramento de la Confirmación.
En el Nuevo Testamento, además del bautismo con agua, el Papa observó que vemos otro rito, la imposición de manos, "que tiene como finalidad comunicar el Espíritu Santo de modo visible y carismático", un gesto con "efectos análogos a los producidos en los Apóstoles en Pentecostés".
Los abundantes dones del Espíritu Santo
El Santo Padre recordó también el modo "simple y claro" con que el Catecismo de los adultos de la Conferencia Episcopal Italiana habla de ese, sacramento: "La Confirmación es para todos los fieles, lo que Pentecostés ha sido para toda la Iglesia. Refuerza la incorporación bautismal a Cristo y a la Iglesia, y la consagración a la misión profética, real y sacerdotal".
Con esto en mente, el Papa subrayó cómo el sacramento comunica la abundancia de los dones del Espíritu.
"Por tanto, si el Bautismo es el sacramento del nacimiento, la Confirmación es el sacramento del crecimiento", afirmó. "Por eso mismo -insistió-, es también el sacramento del testimonio, porque este está íntimamente ligado a la madurez de la existencia cristiana".
No reduzcas el sacramento
El Papa puso en guardia contra la "reducción de la Confirmación prácticamente" a la extremaunción, es decir al "sacramento de la 'salida' de la Iglesia, porque, en cambio, es más bien el sacramento del inicio de una participación activa en su vida".
"Es un hito que puede parecer imposible, dada la situación actual en toda la Iglesia", afirmó, pero aclaró que "esto no significa que debamos dejar de perseguirlo".
Reconoció que no será el caso de todos los confirmados, ya sean niños o adultos, pero, de todos modos, dijo, "es importante que al menos lo sea para algunos que luego serán los animadores de la comunidad".
Para este fin, dijo, puede ser útil acoger la ayuda de fieles laicos que han tenido un encuentro personal con Cristo y que tuvieron una verdadera experiencia del Espíritu, en la preparación al sacramento.
Los verdaderos testigos de Cristo
En este sacramento de la imposición de manos, el Papa recordó que recibimos el sello indeleble del Espíritu Santo, que nos anima a difundir y defender la fe como verdaderos testigos de Cristo en el mundo.
Además, recordó que la Confirmación aumenta y profundiza la vida del Espíritu derramada sobre nosotros en el Bautismo y que nos anima, especialmente a los jóvenes que reciben el sacramento, a participar activamente en la vida y la misión de la Iglesia.
Objetivo para el año jubilar
El Papa Francisco recordó cómo san Pablo exhortaba a su discípulo Timoteo a "reavivar el don de Dios, recibido mediante la imposición de las manos", y observó que el verbo empleado "sugiere la imagen de quien sopla sobre el fuego para reavivar su llama".
"He aquí -se maravilló el Santo Padre antes de concluir su intervención- un hermoso objetivo para el Año Jubilar: quitar las cenizas de la costumbre y del desapego, para llegar a ser, como los portadores de la antorcha de los Juegos Olímpicos, portadores de la llama del Espíritu".+