Nicaragua: el régimen detuvo a otros dos sacerdotes y suman 6 en una semana
- 30 de diciembre, 2023
- Managua (Nicaragua) (AICA)
Se trata de monseñor Carlos Avilés, vicario general de la diócesis de Managua, y del padre Héctor Treminio, ecónomo de la misma diócesis.
El vicario general y el ecónomo de la diócesis de Managua, monseñor Carlos Avilés y el padre Héctor Treminio, respectivamente, fueron detenidos por la policía nicaragüense después de que rezaran por monseñor Rolando José Álvarez Lagos, obispo de Matagalpa y administrador apostólico de la diócesis de Estelí, condenado a 26 años de cárcel sin el debido proceso, según informaron fuentes locales.
El obispo Álvarez fue acusado de conspiración, difusión de noticias falsas, obstrucción a la justicia y desacato a las autoridades, y se encuentra en prisión desde el pasado mes de febrero, tras permanecer en arresto domiciliario desde agosto de 2022.
Con monseñor Avilés y el padre Treminio, suman seis los sacerdotes detenidos en Nicaragua en la última semana. El 20 de diciembre, la policía había detenido a otro obispo, monseñor Isidoro del Carmen Mora Ortega, titular de la diócesis de Siuna.
Según la prensa local, también fue detenido por haber rezado públicamente por monseñor Álvarez durante una homilía.
Junto con monseñor Mora, también fueron detenidos los seminaristas Alester Sáenz y Tony Palacio.
La detención del vicario general y del ecónomo de Managua se produjo tan solo un día después de unas declaraciones anticlericales de la vicepresidente de Nicaragua, Rosario Murillo, quien el 27 de diciembre sostuvo en uno de los canales televisivos del régimen que hay sacerdotes que “con palabras y sentimientos diabólicos hablan de la fe”. “Los verdaderos diablos son los que tocaban las campanas para mandar a matar a nuestro pueblo”, sentenció entonces Murillo, quien acostumbra a presentare a sí misma como la lideresa espiritual del país.
Entrevistado por el semanario Alfa y Omega, Carlos Avilés ya sostuvo, en junio de 2022, que desde el régimen "nos castigan para que nos quedemos callados y no sigamos caminando con el pueblo; pero no decir lo que está pasando nos convertiría en cómplices". "Quieren una Iglesia muda, pero no hablar sería pecado", añadió entonces.+